La decisión de confinar a más de 300.000 valencianos en sus núcleos urbanos, adelantar el toque de queda y cerrar parcialmente la hostelería se tomó ayer «por consenso» en el seno de una reunión de la comisión interdepartamental para la prevención ante la covid-19 que se alargó por más de dos horas y en el que los consellers de Compromís abogaron por ir un paso más allá.

Así, según confirmaron fuentes cercanas al partido socio de gobierno del PSPV, tanto la vicepresidenta y consellera de Igualdad, Mónica Oltra como su compañero de Educación, Vicent Marzà,y el responsable de la cartera de Economía y Comercio, Rafa Climent, apostaron por zanjar de forma rápida el avance del virus con un confinamiento domiciliario de 14 días. Durante esas dos semanas, solo se podría salir a trabajar aunque sí se mantendrían las clases. A nivel comercial y de hostelería, solo abrirían los servicios esenciales de alimentación, como ya pasó en el confinamiento de marzo.

La petición de medidas más severas no cuajó sin embargo en la mesa. Preguntado ayer al respecto, el president de la Generalitat, Ximo Puig, defendió que las decisiones se tomaban tras una deliberación y que la participación era «dinámica» por parte de sus miembros pero quien marcaba la hoja de ruta era y debía de ser la Conselleria de Sanidad. Compromís mantenía así la posición que ha venido defendiendo en las últimas semanas la vicepresidenta Mónica Oltra de tomar medidas más drásticas.

La medida se asemeja a la que ya han tomado, por ejemplo, en Inglaterra y Escocia y que aquí en España está ya proponiendo Castilla y León. Según su consejera de Sanidad, Verónica Casado, lo van a pedir en el próximo Consejo Interterritorial de Salud que se celebra mañana jueves. La consellera valenciana, Ana Barceló, no quiso pronunciarse ayer sobre qué posición tomarán si se propone en el seno del consejo esta medida u otras como la de Catalunya de cerrar los centros comerciales los fines de semana.