«Sin duda, este es el momento más crítico como presidente de la Generalitat, el más complejo porque tenemos una radiografía de la situación de los hospitales muy grave, pero energía nos queda». Sin ambages, el jef e del Consell, Ximo Puig, mostró ayer su preocupación por la situación de la pandemia en la Comunitat Valenciana durante la entrevista concedida al programa Raonem, que anoche inauguró su nueva temporada en Levante TV. Horas después de haber anunciado las nuevas restricciones para contener la propagación del virus, el president admitió que la Comunitat se encuentra «en una situación límite en cuanto a la respuesta sanitaria» y que su principal preocupación no son las infraestructuras sanitarias, sino los recursos humanos.

Explicó que en estos momentos hay camas y material de protección suficiente («en infraestrucutras podemos aguantar»), pero «faltan profesionales». «Las bolsas prácticamente están agotadas», indicó. Un problema, matizó, que no es solo de la Comunitat Valenciana, ya que afecta a otras comunidades e incluso a Europa. En este sentido, el jefe del Consell indicó que la prioridad es «blindar contra la covid» a este personal. «Es básico inmunizar a los profesionales», mediante la administración de vacunas. Junto al problema de falta de efectivos sanitarios, Puig apuntó el cansancio que arrastran y, por ello, pidió a la sociedad que con su comportamiento les ayude «a no generar más tensión hospitalaria».

Pese a esta situación de estrés hospitalario, Puig insistió en descartar solicitar al gobierno un confinamiento domiciliario como el vivido en marzo, al tiempo que defendió la validez de las últimas medias: «Tenemos dos semanas para frenar la curva. El confinamiento es la situación extrema porque tiene consecuencias psicológicas, físicas, económicas y sociales», señaló. Para el presidente, la piedra angular para parar la pandemia es «la conciencia colectiva» que permita una restricción efectiva en las relaciones personales. «No creo en un estado policial ni en un estado totalitario», apuntó.

Puig se refirió también a las diferencias internas en el Botànic sobre las medidas para contener la crisis y aseguró que, aunque nadie, ni siquiera el Botànic «está a prueba de covid», «los sentimientos de cohesión están mucho más presentes de lo que parece. Puig dijo que no es momento de hacer un cálculo electoral de cómo la crisis puede pasar factura en las urnas al tripartito porque «esto me queda ahora como en Marte».

Con todo, Puig quiso lanzar un mensaje de optimismo a la ciudadanía al subrayar que la diferencia respecto a marzo es la vacuna. Además, los fondos europeos son «una oportunidad para resetear la economía».