La Societat Valenciana d’Ornitologia (SVO) ha denunciado la gestión del parque natural de l’Albufera -y otros en la Comunitat Valenciana- que «parece dirigida exclusivamente a satisfacer los intereses de las personas cazadoras» por lo que ponen en cuestión el trato de favor que recibe la actividad cinegética en estos espacios naturales.

De los 40 humedales donde la Conselleria de Transición Ecológica censa sus aves acuáticas, existen cotos de caza en 24 de ellos. Es decir, recuerda la SVO, «en el 60% de los humedales con importancia por sus poblaciones de aves, está permitido darles muerte». De los espacios naturales donde se permite la caza destacan por su número y superficie los cotos l’Albufera de València, las Salinas de Santa Pola y el Fondo d’Elx, precisamente las tres zonas húmedas más valiosas para las aves acuáticas en la Comunitat Valenciana.

«Hay cotos en los que algunos años, según datos de la propia Conselleria de Transición Ecológica, la presión de caza es superior a los 100 patos por hectárea y temporada, lo cual suponen cifras insostenibles desde todo punto de vista», apuntan desde la SVO. Y añaden que las aves que se cazan en la Comunitat Valenciana «no deberían ser patrimonio exclusivo de las personas cazadoras valencianas porque muchas especies crían en otros países y vienen a nuestros humedales a pasar el invierno, por lo que son patrimonio de toda la ciudadanía europea».

La SVO también denuncia que la Generalitat no realiza correctamente el recuento de ejemplares abatidos en las temporadas de caza. «No lleva a cabo este seguimiento, en una clara dejadez de su función de control de la caza en este espacio de alto valor ecológico, por lo que nadie conoce lo que ocurre en el interior de los tancats».

Y critica que «permita cupos de caza desorbitados y sin estudios propios que los avale, y que sean los propios cazadores los que informen a la conselleria de las aves que matan, sin ningún tipo de control o verificación por parte de la administración. El resultado es que perdemos biodiversidad.

Mientras otras regiones invierten en conservar su patrimonio natural, nosotros lo matamos».