En las comarcas del interior valenciano hay 32 inmatriculaciones de terreno rústico o inmuebles no eclesiásticos. Destacan, por el elevado número de propiedades, las de Benagéber: 18 parcelas rústicas en una población con 192 habitantes, fundado en 1945 tras ser desahuciado de su enclave original, donde se construyó el pantano.

Según señala a Levante-EMV el alcalde, Rafael Darijo, esas parcelas fueron donadas por una mujer a la Parroquia de Chelva todo indica que poco antes de 1945. «Se trataba de una feligresa que a su muerte donó todas sus tierras», explica Darijo, quien recuerda que el titular de los terrenos es el Registro de Chelva, donde se centralizan las parroquias de toda la zona.

Todas se encuentran junto al pueblo y algunas de ellas la Iglesia las arrendó a un vecino que las ha cultivado hasta su jubilación con cereal y vid. Ahora están abandonadas. Cabe destacar que en este mismo entorno, la parroquia La Asunción de Torrent y la de Nuestra Señora de la Salud, de Vilamarxant, compraron sendos terrenos a diversos propietarios para instalar allí campamentos infantiles.

En Aras de los Olmos hay otras 9 parcelas rústicas y en el consistorio, el alcalde Rafael Giménez desconoce cuáles son, aunque sabe que alguno de ellos están junto a la ermita de Santa Catalina, ya que al reparar hace seis años un corrimiento de tierras tuvieron que atravesar una propiedad a nombre de la Iglesia. Trasladará el documento a los técnicos municipales para que estudien estas propiedades.