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La pandemia y la prohibición de quemas reducen los incendios a mínimos históricos

El presupuesto para prevención sube un 14 %, con una mayor apuesta por la teledetección, el uso de la inteligencia artificial y la predicción

La pandemia y la prohibición de quemas reducen los incendios a mínimos históricos

El año de la expansión del coronavirus se cerró con el menor número de incendios de la última década. Según los datos de la Generalitat Valenciana, fueron 252, veintiún menos que en 2019, con un total de 697,76 hectáreas. También la cifra más baja desde 2010. Las restricciones a la movilidad, la prohibición de quemas agrícolas de junio a octubre, unas condiciones meteorológicas menos favorables al fuego y una mayor apuesta por la prevención son algunos de los factores que ayer esgrimió la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica. La titular, Mireia Mollà, avanzó que la inversión en este último capítulo crecerá un 14 % .

Para afrontar con mayores garantías los escenarios de siniestros naturales y, tal como reclama la Fiscalía general de Medio Ambiente, es decisiva la redacción de Planes Locales de Prevención de Incendios Forestales. El Botànic destinará nuevas ayudas por valor de medio millón a los municipios para su elaboración, primando a los del entorno rural. A día de hoy son 173 los consistorios que ya los han redactado, un 40,7 % del total. De las 542 poblaciones valencianas, 17 están exentas al no contar con superficie forestal. Conselleria confía en aprobar a lo largo de este año más de 180 hasta alcanzar el 70 %.

Además, está previsto que se apruebe la planificación pertinente de enclaves protegidos como los parques naturales de la Font Roja, El Hondo, Hoces del Cabriel y las Salinas de Santa Pola, que se añaden a los siete de 2020 y al impulso de otros como los de la Calderona, Puebla de San Miguel, Lagunas de la Mata y Torrevieja o la Tinença de Benifassà.

Estrategia «mosaic»

Los cuatro pilares maestros pasan por la planificación, prevención, innovación y gestión, articuladas en la estrategia bautizada como Mosaic, con casi diez millones de presupuesto destinado a infraestructuras para evitar y frenar la propagación de las llamas. «Hay que impulsar esta apuesta que está dando resultados», señalaban ayer en la exposición de las líneas de trabajo que ha emprendido la conselleria. «Es la mejor lucha contra el fuego», tal como remarcaba la consellera Mollà.

El desarrollo de esta iniciativa pasa, entre otros aspectos, por una inversión de 4 millones de euros en la construcción de 97 depósitos de agua y 2,6 millones en la adecuación de 270 km de pistas forestales, 1.250 h de cortafuegos y 33 observatorios forestales. Para Diego Marín, director general de Prevención, anticipar el comportamiento cuando el incendio ya está en marcha es básico. Idea en la que profundizaba Mario Romero, jefe del Servicio, al destacar la instalación de nuevas estaciones meteorológicas, la teledetección o la combinación de imágenes del satélite y la inteligencia artificial. Avances presentados al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que contará con 3,9 millones para 2021-2023.

Almacenes de CO2

Entre los proyectos que pueden servir de aliados están la determinación de la humedad del combustible vivo, que analiza la proporción hídrica de la vegetación y obtener así una cartografía del terreno forestal, pero también las adaptaciones estacionales propias del clima. Elemento que permite predecir la potencial virulencia de las llamas. La consellera incidió en el carácter «prioritario» de la protección de los terrenos forestales, «unos espacios que almacenan CO2, que mantienen la sostenibilidad digna, la vida saludable, la biodiversidad, la cohesión social y que actúan como freno a la desertificación».

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