Dos estudiantes de la UV (Universitat de València) han conseguido las mejores notas de España en sus respectivas especialidades. Jesúa López logró el mejor expedientes en matemáticas y ahora se lanza con tres proyectos innovadores. Jorge Peña, el mejor estudiante de Bioquímica, centra su futuro en la investigación y ya forma parte del prestigioso CENIC.

Jorge Peña: «Hay mucho talento en España, se hacen milagros con pocos recursos»

El mejor expediente español en la rama de Bioquímica obtuvo un 9,32 y responde al nombre de Jorge Peña Peña. El alicantino, número 1 del ránquing nacional de la Sociedad Española de Excelencia Académica, reconoce que es una «gran satisfacción personal que alguien reconozca todo lo que he hecho, porque en la mayoría de distinciones solo se tiene en cuenta la media del expediente, pero todos reclamamos que se tengan en cuenta otros aspectos complementarios». A sus 22 años disfruta del momento. «Me está dando visibilidad», pero extiende el reconocimiento que ha logrado «a toda la familia o mis compañeros de carrera», una de las más competitivas de la universidad, pero donde la ayuda entre estudiantes ha sido esencial para alcanzar la excelencia, admite.

Jorge Peña se declara «acérrimo defensor» del sistema público de enseñanza y explica que los años de universidad ha llevado «una vida más o menos normal», sin perderse nada que no quisiera. «Yo quedaba con los amigos una vez por semana mínimo. Tenía más cosas, porque las necesitaba. Pero en época de exámenes si había que estudiar 12 horas al día, se hacía», admite. Pero remarca que no ha tenido que renunciar «a nada», e incide que ese mensaje «hay que transmitirlo, porque si quieres tener una buena salud mental no puedes encerarte a estudiar».

« Si quieres tener una buena salud mental, no hay que renunciar a nada para estudiar»

Tras una larga charla, impresiona la gran vocación de Jorge Peña. «Lo que me ha motivado todo este tiempo para esforzarme tanto es porque quiero construir un mundo mejor, y aplicándolo a mi campo quiero curar enfermedades humanas», se sincera. Detalla que está haciendo un máster en biomedicina molecular en la Universidad Autónoma de Madrid gracias a una beca del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), del que cobra un sueldo por sus investigaciones. Avanza también que quiere realizar un doctorado de cuatro años especializado en la «regeneración cardiovascular» y dedicarse de pleno en el futuro a la investigación.

En el campo de la investigación, la falta de oportunidades en España es también muy acusada, explica Jorge. «El año pasado estaba convencido de irme fuera. Lo veía difícil aquí, y apliqué a varias becas, pero al final llegué a la conclusión de aquí estoy bien y encontrando el sitio adecuado puedes investigar al máximo nivel sin irte fuera». Con todo admite que casos como el suyo, trabajando en un centro de vanguardia, «son minoritarios». «Es una lástima porque hay mucho talento en España y hay que ver los milagros que hace la gente con los poco recursos que tiene», sostiene sobre los investigadores españoles.

Jesúa López: «En mi campo es más fácil encontrar un futuro laboral en el exterior»

El mejor universitario de España en la carrera de Matemáticas se llama Jesúa López Máñez y es de València. La Sociedad Española de Excelencia Académica lo colocó en el número 1 de su ránquing nacional, una lista en la que se reconocen muchos méritos y no solo su espectacular 9,84 de media en la carrera. El reconocimiento no es económico, aunque abre muchas puertas. Por ejemplo, entran a formar parte de una bolsa de empleo en la que empresas de prestigio pueden elegir perfiles entre los mejores graduados y graduadas de España. 

 «Es muy importante un reconocimiento así, la verdad, pero tengo un perfil distinto y no sé si encajo en esta bolsa de trabajo», explica el ya matemático, que razona: «Me he intentado formar en inteligencia artificial o machine learning, y ese perfil en España tiene pocas opciones…». «Es posible que me tenga que ir a Nueva York o a Londres para aspirar a ciertos trabajos», aventura el joven de 23 años. 

Desde fuera da la sensación de que para alcanzar la excelencia se ha tenido que dejar los codos en un escritorio durante años. El matemático, que reivindica la enseñanza pública, explica que durante la carrera «no fue muy duro, pero evidentemente que me tocó esforzarme mucho y las semanas de exámenes sí vivía encerrado en casa». Pero el resto del curso, asegura, «hacía vida normal, y estaba implicado en actividades sociales en la universidad». «Mi regla era que los fines de semana no trabajaba y que para llevarlo bien hay que ser disciplinado», reconoce. 

«Para llevar el estudio bien hay que ser disciplinado, pero yo no trabajaba nunca los fines de semana»

Jesúa terminó hace dos años la carrera y desde entonces no ha perdido ni un segundo de su tiempo. Está estudiando dos másteres en València y Madrid, y ha emprendido tres proyectos con gran potencial. «Uno está en ciernes, es un fondo de inversión con técnicas de inteligencia artificial. Por otro lado, con un equipo muy bueno, estamos lanzando una empresa de innovación en la construcción y estamos buscando nuestro primer cliente para construir nuestra primera vivienda. Y por último estamos empezando un proyecto con un par de chicos de ingeniería electrónica para desarrollar cargadores para coches eléctricos», resume.

Mientras acaba de perfilar su formación, la tentación de salir al extranjero llama fuerte a su puerta. Jesúa admite que está «en varios procesos de selección en empresas de Londres», que es la vía «de salir de España sin irte muy lejos». «Es un poco triste, pero en el exterior es más fácil encontrar un futuro laboral en mi campo», cuenta el joven talento en matemáticas. «Aquí hay algunas empresas pequeñas que empiezan muy bien, pero cuando crecen viene un fondo de inversión de fuera y las compra, así que los puestos especializados acaban yéndose fuera», lamenta.