Unas manos entrelazadas que simbolizan el esfuerzo colectivo para rescatar la memoria de las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura. Es la nueva imagen de los itinerarios de la Memoria Democrática Valenciana que ayer se clavó como una pica en el lugar donde 82 años atrás 2.636 personas consiguieron escapar de la represión franquista a bordo del Stanbrook para partir rumbo al exilio.

El recordatorio de aquella heroica gesta protagonizada por un capitán cuyo rostro ha quedado inmortalizado en el puerto de Alicante -donde otras 15.000 personas quedaron atrapadas en las mismas fechas- confluyó este domingo con otro aniversario, el de la conmemoración del fallecimiento de Miguel Hernández, en el Día de Recuerdo y Homenaje a las víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura.

Los versos del poeta guiaron una ceremonia en la que el president de la Generalitat, Ximo Puig, criticó los discursos «que manosean de manera cínica la palabra libertad» y, junto a la consellera de Transparencia y Calidad Democrática, Rosa Pérez Garijo, descubrió una placa conmemorativa con el nuevo icono que identificará los espacios de la memoria en la Comunitat Valenciana.

El puerto de Alicante, donde la República vio evaporarse su último aliento, es, según defendió Puig, el lugar idóneo para instalar este primer recordatorio, al que «seguirán muchos más», dijo. «Estamos poniendo las ‘piedras de futura mirada’ de la libertad que Miguel Hernández no llegó a ver nunca», ahondó Rosa Pérez.

La nuera del escritor, Lucía Izquierdo, dio voz a los familiares de las víctimas para dejar claro que no buscan rencores ni odios, sino «cerrar las heridas». «No podemos permitir olvidar lo que sucedió para que no se repita», sentenció. M.ª Jose Pérez Galán, representante de las víctimas del franquismo del cementerio de Alicante, evocó a las viudas que tuvieron que sacar a sus familias adelante «entre cabezas rapadas y aceite de ricino» y dijo que la estela dejada por el Stanbrook «nos enseña de dónde venimos». «Los nietos ya no tenemos ese miedo, hemos dado un paso adelante porque no queremos dejar esa herencia a nuestros hijos. La represión no solo fue la muerte, sino la pérdida derecho hablar. El pasado pide a gritos justicia y reparación», expuso, a lo largo de su discurso.

Advertencia sobre el frentismo

En su intervención, Puig apeló al deber que tienen las instituciones de reconstruir la memoria histórica, recordar, reconocer la responsabilidad como país, recuperar a los desaparecidos, reparar a todas las víctimas, reconciliar y reforzar la democracia. El jefe del Consell hizo hincapié en que la mirada al pasado «no busca revancha ni nostalgia, sino concordia y un mejor futuro». «La memoria tiene que advertirnos de que nadie está vacunado contra el fanatismo, la discriminación y el enfrentamiento», incidió Puig, ante de alertar de las «nuevas amenazas» que se ciernen en forma de «polarización y el frentismo, ruido destructivo». Por su parte, la consellera Pérez Garijo recordó los avances en materia de memoria democrática y aseguró que los espacios de la memoria permitirán explicar in situ «qué sucedió, cómo y por qué».