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Las comisiones de fiestas ven inviables los 'bous' con aforos

La mayoría de los recintos taurinos tiene múltiples vías de acceso, lo que dificulta los controles de asistencia en los espacios abiertos

«Bous al carrer» en las calles de Massamagrell, en una imagen de archivo. | LEVANTE-EMV

Mucho se está hablando de la necesidad de reactivar los festejos taurinos para dar un alivio a la crítica situación por la que atraviesan los sectores directamente vinculados con estas celebraciones, pero en la práctica, y teniendo en cuenta la evolución de la pandemia, los organizadores de estos actos reconocen que los bous al carrer, si se establecen limitaciones como el control de aforos, son inviables.

Las entidades taurinas insisten en que en el año 2020 ya se demostró que hacer toros en recintos cerrados no solo es posible, sino que también seguro desde un punto de vista de expansión del virus.

Los eventos celebrados en Vinaròs o Vila-real son su aval al no producirse contagios. Pero otra cosa muy distinta es trasladarse a la calle, sobre todo teniendo en cuenta las características particulares de esta tradición taurina popular, en su mayoría organizada por comisiones.

Y ante esta situación, la afición está muy preocupada porque, como señaló el presidente de la Asociación en Defensa de las Tradiciones de Bous al Carrer, Alejandro Cano, «tememos que cuando todo este pase y miremos atrás, veamos que no hay nada, que no podemos organizar actos porque no encontramos ganaderías con toros para comprar».

«No se puede hacer nada»

Solo hay que preguntar a quienes deben asumir la responsabilidad de hacer posible estos actos. José Pascual Adsuara, presidente de la Comissió del Bou de Vila-real lo tiene claro: «Hoy por hoy, en la calle no se puede hacer nada», por una razón principal, no existe forma de controlar los aforos en un recinto con múltiples accesos. Esta ciudad fue en su momento ejemplo de la alternativa, una plaza portátil, pero incide en que no tienen nada que ver estos eventos controlados, con un Bou per la Vila, incluso tienen participantes y afición distintos.

Esa es la postura en una ciudad, pero sucede lo mismo en los pueblos. Ximo Tamarit, presidente de la comisión de Sants de la Pedra de la Vilavella asegura que en su recinto «hay entre 7 y 10 entradas». Incluso en el caso de que lograran colocar a un voluntario en cada una de ellas durante todo el festejo, «no tienen ninguna autoridad para pedirle a una persona un DNI o para impedir el acceso». Defiende una realidad, «si se pudiera, nos gustaría hacer toros ya, claro. Pero no se puede, lo primero es la salud y las condiciones sanitarias no lo permiten».

Ante este panorama, como afirma Tamarit y cuantos organizadores han sido consultados, el avance en el programa de vacunación es la clave. Son conscientes de que para que las tradiciones vuelvan a la vía pública, debe alcanzarse la tan mencionada inmunidad de grupo y esa circunstancia, hoy por hoy, la ven muy lejana. Confían en que se cumplan las últimas previsiones y el verano marque el esperado punto de inflexión.

Lo cierto es que da igual el municipio en el que se pregunte. La respuesta viene a ser la misma. Si hay que limitar la presencia de gente en la calle para garantizar el distanciamiento social, los bous al carrer no serán posibles.

El presidente de la Federació de Festes de la Vall d’Uixó, Miguel Ángel Navarrete, asegura que las comisiones de esta ciudad son muy conscientes de sus posibilidades. Para ejemplificar el principal handicap de los organizadores explica el caso de fiestas «con más de 18 rateras de acceso y que en la comisión son muy poca gente», no pueden ni plantearse controlarlas todas.

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