La modelización climática ha mejorado enormemente en los últimos años. Desde los primeros modelos, en los años ochenta, que apenas incorporaban datos oceánicos y de las masas de hielo a la propia información atmosférica, se ha pasado a modelos generales del sistema terrestre donde se integran todas las variables del medio físico, así como aspectos humanos, que se acercan a la realidad del funcionamiento de nuestro planeta. La mejora en los sistemas de almacenamiento y procesamiento de datos ha sido fundamental en esta constante mejora de la modelización del clima. El tratamiento de big data y la aplicación de protocolos de inteligencia artificial se utiliza para duplicar las características de la Tierra, con vistas a generar una “segunda Tierra” que permita estudiar con detalle los efectos del calentamiento climático. Con estas premisas trabaja el proyecto de la ESA, del Centro Europeo de Predicción a Medio Plazo y de la Organización Europea para la explotación de satélites meteorológicos (EUMETSAT) titulado “Digital Twin Earth Challenge”, que pretende crear una herramienta de utilidad para la transición ecológica y económica programada para las próximas décadas en Europa. Es una estrategia valiente. Mientras otros países se lanzan de nuevo a la exploración de planetas o satélites, Europa está impulsando la creación digital de una Tierra que permita simular efectos ambientales y económicos, a escala de planificación territorial y urbana, en escenarios climáticos afectados por el calentamiento. Un proyecto en el que nos jugamos mucho todos los europeos.