El nuevo decreto que entrará en vigor mañana apenas incorpora cambios. Además de aligerar el toque de queda y ampliar el horario hostelero, la única novedad de peso que presenta es la ampliación del total del aforo para celebraciones, eventos y concentraciones de personas, aunque en porcentaje se mantiene invariable en el 75 %.

Así, estas podrán llegar a reunir hasta a 4.000 personas si son al aire libre y siempre y cuando el público se divida en «sectores diferenciados» de 1.000 personas cada uno. Para las que se celebren en lugares cerrados el límite se fija en 3.000 asistentes y sigue el mismo procedimiento, separando al personal en grupos de 1.000. Si no se puede llevar a cabo esta división del público, el máximo aforo en exteriores será de 2.000 y en interiores, de 1.000. En cualquier caso, es el doble de lo que se permitía hasta ahora.

Esta medida replica la adoptada hace 15 días con los eventos deportivos y los extiende al resto, lo que supone dar un poco más de margen para espectáculos culturales como conciertos o festivales, que encaran ahora en verano su temporada alta.

Y es que, a grandes rasgos el texto es un copia-pega de su predecesor, si bien en este apartado relativo a eventos y concentraciones de personas el Consell ha añadido dos puntualizaciones. En los eventos en exteriores «el consumo de alimentos y bebidas se hará exclusivamente en la zona de restauración que se habilite, que habrá de estar separada de la zona del acontecimiento y cumplir con las medidas propias de los establecimientos de hostelería», mientas en los interiores queda totalmente prohibido salvo agua.

Siguiendo en ese nivel de detalle, la nueva resolución de la Conselleria de Sanidad también prohíbe el consumo de comida y bebida entre el público asistente a espectáculos deportivos en espacios cerrados, mientras que al aire libre repite las mismas condiciones que con los otros eventos.

El consumo sigue prohibido también en cines. El sector viene solicitando de forma reiterada a Sanidad que elimine este veto al considerar que sus condiciones son muy diferentes a la hostelería, sobre todo porque no tienen otras personas enfrente como sí sucede en los bares. Además, denuncian que esta medida les acarrea graves pérdidas económicas.