«Me lo comunicaron anoche y todavía estoy asimilándolo», ha asegurado esta mañana Fernando Valladares Ros tras conocerse que es uno de los galardonados en la trigésima tercera edición de los Premios Rei Jaume I.

El investigador madrileño, de 55 años, ha sido reconocido con el premio «Protección al Medio Ambiente» por su contribución para comprender las interacciones de las plantas de los bosques. Se trata de los premios con mejor dotación económica del país, 100.000 euros para cada una de las categorías, con el compromiso de reinvertir una parte a la investigación y el emprendimiento en España. 

Valladares, después de 30 años de investigación, disfruta del su gran reconocimiento. «La verdad es que estoy muy contento. Al principio no me lo acababa de creer, porque uno siempre piensa que estos reconocimientos se los dan a alguien más importante, pero quizá en los últimos años hemos hecho un gran esfuerzo de investigación y divulgación y eso me ha hecho ganar un poco más de convencimiento de que también merecía este galardón. Sin duda es un espaldarazo muy potente, porque son 30 años de investigaciones, desde la época de la Cumbre de Río de Janeiro», se ha sincerado.

El científico españoles está doctorado en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid, y ha obtenido premios extraordinarios de licenciatura y doctorado, además del premio internacional Mason H. Hale (Canadá, 1994). Ene estos momentos imparte clases de investigación en el CSIC, donde dirige el grupo de Ecología y Cambio Global en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Su vertiente en docencia se extiende a la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, en la que es profesor asociado. «Aunque supone más esfuerzo compaginar la docencia con la investigación, es también un fuerte estímulo poder ir transmitiendo a futuras generaciones de científicos el conocimiento directo de la ciencia», explica.

Hace treinta años que el madrileño investiga sobre los impactos de la actividad humana en los ecosistemas terrestres. Valladares explica que todo comenzó en 1992 con la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, que daría origen a los principales convenios para la conservación de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático.

Su actividad en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, también en la Universidad de California y otras universidades de Madrid ha estado marcada, según explica el investigador, por los informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático y posteriormente por las publicaciones de su homónimo de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES).

El jurado reconoce las contribuciones de Valladares para comprender las interacciones de las plantas de los bosques entre sí y cómo se ven afectadas por la humedad, las concentraciones de carbono y otros parámetros modificados debido al cambio climático

El jurado ha decidido reconocer al profesor Valladares por sus «contribuciones fundamentales para comprender las interacciones de las plantas de los bosques entre sí y cómo se ven afectadas estas interacciones por factores como la humedad, las concentraciones de carbono y otros parámetros que se ven modificados debido al cambio climático. Su trabajo muestra que existen límites a la capacidad de los sistemas ecológicos para adaptarse a estos cambios, lo cual es fundamental para comprender los verdaderos riesgos del cambio climático. También ha destacado en comunicar la importancia y la relevancia de su trabajo, y ha sido un líder en el establecimiento de nuevos experimentos a gran escala y en la dirección de grandes redes de colaboradores para buscar un conocimiento más profundo y capacidades predictivas».

Halagado por las palabras del jurado, Valladares hace balance de sus 30 años de investigación y de sus más de 400 publicaciones para quedarse con tres momentos especiales de su carrera. «En la fase más juvenil tuve la ocasión de ir a la Antártida a estudiar líquenes, y aquello fue toda una aventura. Luego en una fase posterior me marcaron mucho los estudios en el chaparral de California, comprobando cómo el estrés hídrico de la zona es muy parecido a España. Guardo muy buenos recuerdos de aquello. Y por último destacaría recientemente la investigación sobre la plasticidad fenotípica, es decir la capacidad de los organismos de adaptarse en función de los cambios en el medio ambiente».

"Yo quisiera que nos diéramos un poco de prisa, que pasemos a la acción, bien con acciones individuales o colectivas, todo suma"

A Fernando Valladares le hemos preguntado por cómo ve el escenario del cambio climático en el Mediterráneo y sobre si cree que 2030 es una fecha de no retorno para la humanidad si no hace nada. El investigador madrileño explica que el Mediterráneo «es un punto caliente de cambio global en general, no solo de cambio climático», que soporta muchas formas de contaminación y otras variables que lo convierten en «un cóctel ambiental bastante tremendo».

«Lo de poner fechas es un ejercicio de referencia, nadie sabe qué ocurrirá en 2030, pero para eso estamos trabajando en la agenda 20/30. Tenemos que hacer deberes para llegar con límites de seguridad para la humanidad en 2050, hablo de la supervivencia de la especie humana, no del planeta, que seguirá su curso», remarca el profesor, que no niega que los escenarios «son bastante tremendos», pero que la humanidad tiene opciones «aún de atenuarlos». «Se pueden hacer cosas. Los escenarios apocalípticos son los más probables si no hacemos nada, es pura matemática, pero tenemos opciones de cambiar las cosas», insiste. 

Con todo, Valladares es optimista porque la sociedad «está asimilando mucho conocimiento sobre nuestra huella ambiental». «De todos modos esta percepción depende de cómo me levante. Yo quisiera que nos diéramos un poco de prisa, que pasemos a la acción, bien con acciones individuales o colectivas, todo suma», recuerda.