“Ayer por la tarde estaba leyendo un libro de José Luis Sampedro, y hojeándolo me encontré este billete de dos mil pesetas. Lo utilicé de marcador y ya ni me acordaba. Me han dicho que son como unos doce euros. Con eso y la bolsita de monedas, igual tengo para un menu”(risas). El que habla es Eugeni, un jubilado que hacía cola hoy en el Banco de España de València, como otras decenas de personas que casi llegaban al final de la calle de las Barcas, para cambiar sus antiguas pesetas a euros, algo que se podrá hacer hasta el próximo día 30 de junio. Después, ya no se aceptará el cambio de estas monedas en ninguna entidad. Adiós a las pesetas en cinco días.

“Llevamos varios días de colas y la cita previa para toda la semana se nos agotó el lunes por la mañana”, cuenta una trabajadora de la entidad, que ayuda a las personas que esperan y les proporciona un tríptico con las monedas y billetes que se aceptan al cambio y los que no. A las 12 de la mañana ya había, según la entidad, más de dos horas de cola. “Nosotros  hemos abierto a las 08:30, pues hoy a las ocho menos cuarto ya había cola en la puerta”, señala. Aunque el Gobierno y el propio Banco de España llevan más de un año avisando y dando información sobre la llegada del fin de las pesetas, muchos ciudadanos se han amontonado en la última semana del plazo. 

Eugeni saca una bolsita de tela llena de monedas, muchas son pesetas y otras no, a su lado hay una señora con una bolsa de plástico que pesa más de un kilo. “Mira, esto son liras, una libra esterlina, una libra turca ¡Mira! ¡Un chavo!”, explica Eugeni, que dice no sabe cuántas de ellas le podrán cambiar y cuantas se volverá a llevar a casa. Por lo general, las personas que forman la fila no llevan grandes cantidades de dinero, los 300 euros al cambio de María Jesús y Mercedes, es la mayor cantidad de entre las personas consultadas, aunque algunas pesetas que son "de Franco" no van a ser aceptadas. Otros, como Quique, un chico joven de unos 20 años que acompaña a su madre, porta 100 euros. "Algunas monedas las guardaremos como recuerdo, sobre todo porque no las van a coger", dice riendo. Pese a todo la mayoría de personas portan cantidades más discretas, como las 5.000 pesetas de Joaquín, unos 30 euros.

Una caja llena de pesetas de una de las personas en la cola. German Caballero

A algunas personas, como al propio Joaquín, les sorprende la cola. Dice que lleva esperando más de una hora y que si la cola no avanza se volverá a casa. "No sí se me vale la pena para el poco dinero que tengo que cambiar". Dora, por otra parte, cuenta que sí que se lo esperaba “al final las personas nos dejamos todo para última hora”. Lleva unos 100 euros en pesetas y más de una hora esperando en la cola, que avanza muy poco a poco. De hecho, a las 12 y 10 de la mañana, varios trabajadores se han puesto al final de la cola para evitar que se acumulara más gente ya que "no podemos atender a más personas hoy".

“Mi mujer me acaba de llamar, dice que se ha encontrado 10.000 pesetas más, que vuelva el lunes, pero si el lunes va a estar igual esto...”, dice Eugeni, que lleva toda la mañana esperando. “Cuando he visto la cola he aprovechado para ir a tomarme un café una hora, pero cuando he vuelto estaba igual así que me he puesto a esperar”, cuenta. Mirando el billete, de color rosa oscuro y brillante, cuenta: “hacía tiempo que no leía ese libro de Sampedro, se llama ‘La Vieja Sirena’, y me apasiona. Ahora que estoy mirando el billete, en realidad es muy bonito y me trae recuerdos ¡Igual al final no lo cambio!”. 

Billete de 2.000 pesetas de Eugeni. Gonzalo Sánchez