La crisis sociosanitaria de la covid-19 ha incrementado las necesidades psicosociales de los valencianos. También los pacientes de cáncer. Así lo ha advertido el informe Las Caras del Cáncer en la Comunitat 2020, que presentó ayer la Asociación Española Contra el Cáncer de València (AECC València).

«A finales del año pasado alertábamos sobre las consecuencias de tipo sanitario, como el retraso en las pruebas diagnósticas y en los tratamientos de las personas con cáncer sobre todo durante la primera ola. Ahora está esta ‘cara b’ de una enfermedad que afecta cada año a 29.900 personas en la Comunitat», afirma el doctor Antonio Llombart, vicepresidente de la entidad de lucha contra el cáncer.

En 2020, los profesionales de AECC València atendieron las necesidades psicosociales de 5.022 personas, un 36 % más que en 2019. «Además de las personas atendidas, las sesiones realizadas por psicólogos y trabajadores sociales han incrementado en un 14 % en un total de 13.762 sesiones». Y es que la situación es grave: dos de cada cinco pacientes han sufrido síntomas de ansiedad y depresión, especialmente durante el confinamiento.

Situación incierta

Además, en el «año covid», el observatorio de la entidad señala que de las 28.195 personas con cáncer desempleadas, autónomas o con un salario inferior al mínimo interprofesional en España, una de cada diez reside en la Comunitat Valenciana.

De hecho, «la Comunitat Valenciana es, por detrás de Castilla y León y Extremadura, la autonomía con mayor número de pacientes diagnosticados en situación de desempleo», explicó ayer el vicepresidente de la organización.

Por otra parte, la irrupción del coronavirus impuso también desconcierto y dudas sobre el virus y, en el caso de las personas con cáncer, sobre la combinación del cáncer y el virus. «En 2020, creció el asesoramiento médico un 154 % debido a las consultas que recibíamos de pacientes y familiares a través del teléfono de información gratuita de la asociación, Infocáncer», explicaron.

Con todo, en paralelo al retorno de la actividad asistencial en los hospitales y la creación de circuitos seguros para las personas afectadas por la enfermedad, «las dudas se fueron disipando», constata el doctor Llombart.

Miedo al contagio

Las consecuencias psicosociales que supone vivir el cáncer en medio de la pandemia han sido atendidas por el resto de los profesionales de AECC València. Por áreas de actividad, los psicooncólogos han realizado 11.326 sesiones con 3.681 personas afectadas por el cáncer, lo que representa un crecimiento de un 40 % de beneficiarios respecto a 2019. «El miedo al contagio o a la interrupción del tratamiento debido a la situación hospitalaria, junto a la soledad no deseada, han sido algunas de las situaciones a las que se han tenido que enfrentar», señala Tomás Trénor, presidente de la entidad.

Junto al impacto emocional, la crisis socioeconómica que ha traído el coronavirus ha incrementado las necesidades sociales de las familias con cáncer. Esta situación se ha traducido en un aumento de sesiones por parte de los trabajadores sociales hasta sumar 2.309 atenciones, un 64 % más que en 2019.

«El cáncer supone un coste extra para cada familia entre gastos médicos, farmacéuticos y los ingresos perdidos de pacientes y de los familiares. Para hacer frente a esta reducción de ingresos, aumentamos la partida para ayudas económicas de emergencia, orientadas a sufragar gastos básicos, como luz, agua o gas», añadió el presidente.

Marisa, diagnóstico en el año covid

La enfermera Marisa Román acababa de dar a luz cuando le dijeron, tras dos meses de pruebas durante su embarazo, que tenía un melanoma con metástasis. La pandemia provocó que se enterara cuando estaba sola en la consulta. «Tuve que insistir mucho en tener una cita presencial. No sé si hubiera sido más rápido o no sin pandemia». En 2020 un total de 29.900 personas fueron diagnosticadas con cáncer en la Comunitat, un hecho que se ha agravado porque un mayor porcentaje de estos cánceres ha sido calificado en estadios más tardíos, lo que dificulta su tratamiento.