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«La medicina rural es implicación total, pues los pacientes son vecinos»

El doctor Salvador Sáez recibe el premio a la Mejor Trayectoria del Colegio de Médicos justo después de jubilarse - Lleva 38 años ejerciendo en Alcublas

El médico rural, Salvador Sáez, durante la entrega de galardones del Icomv. | LEVANTE-EMV

Salvador Sáez Cifre llegó a Alcublas hace 38 años. Recién salido de la escuela de Medicina, con 28 años cumplidos y de la mano de su mujer y su hija de entonces dos años. Entró en el ambulatorio del pequeño pueblo de la comarca de Los Serranos y preguntó por la consulta del médico. «Sí, es aquí, le estamos esperando, nos dijeron que venía hoy», le contestaron. «¡Yo soy el médico!», dijo Sáez. «¡Qué joven!», exclamó el personal de la clínica.

El doctor Sáez en su consulta de Alcublas. | LEVANTE-EMV

Ahora, 38 años después de ese día y 42 desde que empezó a ejercer la medicina rural (pasó antes por dos pueblos, Estivella y Albalat dels Sorells), la Fundación del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Valencia (Icomv) le ha otorgado el VI Premio a la Mejor Trayectoria Profesional de Médico Rural. Un reconocimiento que, según el propio médico, comparte con su amigo Jorge y su familia. «No lo he ganado yo, lo hemos ganado entre todos», dice desde la otra punta de la línea del teléfono.

Sáez se jubiló el pasado octubre porque «le tocaba», matiza. «¿Hubiera seguido más años?», le pregunta este periódico. «Sí, claro que sí, es ejercer en mi pueblo, con mi gente», dice convencido. Es su pueblo, el que le acogió a su llegada de su ciudad natal, València. Sin embargo, ahora toca «descansar y quitarme esa enorme responsabilidad que tenemos los médicos rurales». Salvador se refiere a ser los únicos. A estar solos en consulta. Si algo caracteriza el trabajo de un médico en un pueblo es «que lo haces siempre solo», «yo hacía equipo con mi enfermera, pero siempre trabajamos solos en los pueblos y eso conlleva una responsabilidad muy grande pues no puedes consultar con otros profesionales ante los problemas que se presentan».

Conocer bien al paciente

Otra de las particularidades de ser un médico rural, detalla el protagonista de esta historia, es que se cumple la literalidad del concepto «médico de familia». «Conoces a la gente, te implicas totalmente en su vida porque no solo sabes su situación médica, sino dónde trabaja, sus relaciones con los demás e incluso contigo mismo, pues son vecinos, tú convives con el paciente cada día y eso ayuda a tratarlo en consulta y saber toda la información necesaria». El paciente es tu amigo, es tu vecino, es quien regenta el bar donde te tomas el café o quien te atiende tras el mostrador de la panadería. «Ese contacto con las personas es importantísimo, el médico de familia es real, es más cercano, diría que más humano».

Dice el médico galardonado que en los pueblos se tiene más tiempo de dedicación específica para cada paciente. Las consultas no están masificadas y ahí sí, es posible aquello de «medicina rural, medicina integral». Tanto es así, que ser el médico de un pueblo pequeño y, además, vivir en él, significa serlo 24 horas al día y siete días a la semana. «Vivo con mi familia en Alcublas desde que comencé a pasar consulta», dice. En todos estos años se ha integrado en todo el tejido asociativo del municipio. «Soy presidente de la banda de música desde hace 25 años».

Y recuerda, seguidamente, una de las anécdotas que constata que no existen horarios cuando se trata de cuidar a los tuyos. «Estábamos en un concierto de la banda y vino una señora gritando, ‘¡Doctor, doctor, tiene que venir, ha pasado algo grave!’». En ese momento, Salvador tuvo que dejar el trombón de varas —su instrumento— y salió corriendo a la consulta. Se ríe. «En una procesión, en un pasacalle, presentando un concierto, en cualquier momento y en cualquier lugar, las cosas ocurren cuando ocurren», dice. No solo trata a sus pacientes, sino que convive con ellos, una de las características más valiosas de su profesión, admite el doctor.

Ahora, una vez jubilado, Salvador continuará ejerciendo a través de asociaciones y ONGs. Seguirá, desde otro ámbito pero sin abandonar la bata que le ha acompañado cada día durante gran parte de su vida, dedicado a atender a los demás en un pequeño pueblo de los Serranos de cuyo nombre el doctor Sáez sí quiere acordarse: Alcublas.

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