Mañana comienza el mes más veraniego del año. Las vacaciones y las temperaturas marcarán a partir de ese momento los ritmos y los titulares. Planes, viajes y descanso confluyen de fondo con la pandemia de la covid, esa que durante las campanadas de hace más de 200 días se deseó que se quedara en 2020 y que ocho meses después sigue de plena vigencia. No obstante, la sensación es de optimismo por mucho que los datos puedan generan distorsión.

«Sin duda este agosto será mejor que el año pasado», expresa Nuria Montes, la secretaria general de Hosbec, patronal del sector turístico. El diagnóstico es compartido por Raquel Huete, socióloga e investigadora del Institut Universitari d’Investigacions Turístiques de la Universitat d’Alacant. «Todos los datos muestran optimismo», señala.

Los pronósticos son de más movilidad, sobre todo en el mercado nacional y dentro de la propia Comunitat Valenciana. Las dos conocedoras del sector señalan que pese a la incorporación del certificado digital covid todavía no se recuperan los viajes al extranjero por miedo a cuarentenas o a empeoramiento de la situación, tanto en el país de destino como en el de origen, y que la intención «será quedarse cerca».

Las expectativas son mejores aunque lo son con una tasa de contagios veinte veces superior a la que se registraba a las puertas de agosto de 2020. En aquel momento eran 26 casos por 100.000 habitantes, mientras ahora son más de 580, más del doble del considerado riesgo extremo. Sin embargo, como recuerdan los epidemiólogos como Salvador Peiró, «la situación no tiene nada que ver, la vacunación ha cambiado la pandemia».

La inmunización ha permitido desacoplar las curvas de contagio, las de hospitalizaciones y la más grave: la de fallecidos. Sigue habiendo una relación proporcional (a más casos, más decesos), pero no guardan el mismo porcentaje. Así, si durante el mes de enero y febrero el 12 % de los contagiados acababan en hospitalizaciones y el 1 % fallecían, esas proporciones han caído hasta el 3 % en el caso de ingreso hospitalario y hasta el 0,05 % en mortalidad. Parece que la vacuna no solo salva vidas, sino que envejece a los datos.

Las tasas de contagio actuales afectan a mercados exteriores, especialmente al británico («son una montaña rusa, no se sabe hasta el último momento», precisa Huete), pero no parecen tener un gran efecto en el mercado interior. Según cuenta Montes, la ocupación hotelera oscilará en agosto entre un 70 y un 85 %, y serán precisamente los productos más habituales para el turista inglés, como Benidorm, los que registren peores cifras.

En ese incremento de las ocupaciones respecto al verano pasado influye, por una parte, una mayor capacidad económica respecto a 2020 y también «la sensación de agotamiento». «La gente necesita un descanso», indica la investigadora de la UA quien cree que las medidas como el toque de queda no han perjudicado a las vacaciones familiares. «Además prácticamente toda España está igual», remarca.

Agosto, además, no solo supone el aceite del motor económico de la Comunitat Valenciana o una parte de la recarga de las pilas para aguantar el resto del año, es también un punto y aparte, el periodo entre un curso y el siguiente. A este, el sociólogo Francesc Hernández asegura que se llega «con la inocencia perdida».

«Durante el verano pasado, la nueva normalidad parecía próxima, pero el optimismo se acabó a la velocidad con la que aumentaron los contagios hasta alcanzar la segunda ola en otoño», remarca. Asimismo, añade que durante esta última sacudida del virus, en la que todavía se está en plena inmersión, «hemos aprendido que el virus no es inmutable».

Los 31 días de agosto marcarán si la inmunización supondrá un punto final a la pandemia o, como en 2020, habrá que añadirle otros dos puntos suspensivos.