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Olga Gil Medrano: "Hay que quitarse el miedo a las matemáticas"

La catedrática de la Universitat de València Olga Gil es la única mujer que ha recibido la medalla de la Real Sociedad Matemática de España

La catedrática de la Universitat de València y matemática, Olga Gil, en la facultad. | M. ÁNGEL MONTESINOS

Las matemáticas son la forma de vivir de Olga Gil Medrano (Burgos, 1956). Esta catedrática de la Universitat de València acaba de recibir la medalla de la Real Sociedad Matemática de España como reconocimiento a su trayectoria ahora que ya está jubilada (que no retirada). «Este distintivo es inesperado e ilusionante, más viniendo de una entidad a la que aprecio, de la que fui presidenta entre 2006-2009», comienza diciendo la científica a Levante-EMV.

Gil ha sido la única mujer que ha obtenido este cargo en los 110 años de historia. Preguntada por si cree que ha sentado precedente, ríe y asiente. «Creo que sí, porque es importante que haya referentes para las personas jóvenes, que vean que si tienes ganas de trabajar para la sociedad puedes hacerlo. No es que las mujeres estemos capacitadas, sino que hacemos falta», apunta.

Este periódico conversa con la científica días después de conocerse las notas de corte de las Pruebas de Acceso a la Universidad para el curso 2021-2022. Una cita en la que se ha constatado, una vez más, que las matemáticas interesan a los jóvenes. Un 12,942 es necesario para estudiar esta carrera en la Universitat de València. Además, el grado que más nota ha requerido este año para su ingreso ha sido la doble titulación de Física y Matemáticas (13,649) por segundo año consecutivo.

¿Por qué? «Son útiles y eso es algo que los matemáticos hemos tratado de transmitir a la sociedad y las sociedades científicas también, creo que los estudiantes lo van apreciando». Rechaza que se trate de una «moda» y descarta el término ya que recuerda que «hacer una carrera cuesta mucho y sacar la nota necesaria también, si la gente estudia matemáticas es porque les gusta, creo que estudiar lo que te llena es lo más importante». Es paradójica la gran demanda con el temor generalizado de los estudiantes de todos los niveles a esta disciplina que resulta, muchas veces, el «escollo» para quien busca sacar buena nota para entrar en la universidad. E incluso una vez dentro, en las carreras de ciencias, sigue siendo una asignatura pendiente, en ocasiones, hasta varios años.

Más de una vez se ha puesto sobre la mesa un posible «salto» de nivel de segundo de bachillerato a las matemáticas de primero de carrera. Para Olga Gil, esto ocurre en los grados de ciencias o ingenierías en los que se imparte la asignatura. «Hay alumnos que entran al grado sin haber cursado matemáticas en segundo de bachillerato. Eso hace que el salto se convierta en un triple salto. Es un problema serio que a veces no se tiene en cuenta», advierte. Es importante «aconsejar bien antes de entrar a la universidad».

Las matemáticas son la materia temida por antonomasia. Según la catedrática de la Universitat de València es un miedo «recurrente». ¿Hay que cambiar la forma de enseñarla? ¿Innovar? «Se está innovando continuamente, no solo en matemáticas, sino en todas las ramas científicas».

Dice Olga Gil que aunque tienen fama de ser difíciles no lo son más que la física o la química. «Las ciencias son complicadas, de igual forma que las humanidades, todo depende de las habilidades de cada persona, pero en matemáticas hay que quitarse el miedo, porque si vas con miedo no aprendes. Hay que asumir que es difícil pero llegarás».

Diversidad como valor clave

¿Memorizar o saber resolver problemas? «Ambas», dice contundente. Para ella, cada uno ha de aprovechar sus capacidades «a veces son más memorísticas y otras más reflexivas, pero las dos son importantes». La científica considera que la diversidad es importante. «Cuando das clase es enriquecedor tener diversidad de estudiantes, cada uno con un planteamiento y unas dudas, eso es enriquecedor», dice.

Porque un perfil de matemático, un estereotipo «ni existe ni sería conveniente porque perderíamos muchísima potencia de investigación, sería contraproducente».

En un equipo, «sea de matemáticas o sea de lo que sea» cada miembro aporta algo diferente, y «eso es lo que hace que la ciencia avance», añade, justo antes de despedirse y contar que «lo que más le gusta es investigar» que, traducido, es «aprender y compartir lo aprendido». Sin miedo, eso sí.

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