Se podría decir que las generaciones futuras vienen pisando fuerte, que los últimos serán los primeros o que cuanto más jóvenes, antes quieren las cosas. Sea como sea, a los adolescentes les ha servido poco menos de un mes para adelantar a sus 'hermanos' mayores. La vacunación entre los 12 y los 19 años empezó el 10 de agosto y ha tenido tan buena acogida que el porcentaje de personas con una dosis ya es mayor entre los nacidos en 2009 y 2002 que entre sus inmediatos predecesores de 20 y 30 años.

Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad del viernes, un 83,7 % de los jóvenes valencianos entre los 12 y los 19 años tiene ya su primer pinchazo contra la covid, un porcentaje que supera al de veinteañeros (80,2 %) y treintañeros (77,3 %) que han tenido más tiempo para haberlo recibido. Estos dos grupos empezaron a ser citados a mediados y finales de julio, cuatro y dos semanas antes de que se convocaran adolescentes.

Para la doctora María Garcés-Sánchez, miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, la clave está en el acompañamiento de las familias. «Hay muchísima implicación de los padres para vacunar a sus hijos, son los que llaman, se interesan si están de vacaciones y los llevan a los vacunódromos o a donde sea necesario», señala la también pediatra en el centro de salud de Natzaret.

De hecho, destaca la figura del pediatra en los centros de salud donde, indica, «se está haciendo una labor muy importante de captación». «En las edades entre 15 y 12 años la vinculación con el pediatra todavía es grande, cuando cumplen los 18 ya pasan a su médico de familia y se vuelve más complicado», desgrana.

La diferencia en cuándo comenzaron las citas, no obstante, se hace patente al mirar el porcentaje con pauta completa: en los nacidos entre 2009 y 2002 son un 70 % los que tienen ya la inmunización óptima mientras que en las décadas siguientes son el 72,9 % y el 72,3 %. Eso sí, en la última semana completaron su pauta más de 35.000 adolescentes, un aumento de 9 puntos que contrasta con el incremento de tres y dos puntos de los nacidos entre finales de los 80 y los 2000 por lo que esta semana el sorpasso podría ser también en inmunización completa.

Aceleración del proceso

Asimismo, la aceleración del proceso de vacunación durante el final del verano no solo ha dejado el adelantamiento de adolescentes a veinteañeros y treintañeros, también ha supuesto el fin de la que se bautizó como ola joven. No solo porque los datos de contagios regresen a los niveles previos al repunte (los 62 casos por 100.000 habitantes del viernes es la incidencia más baja en tres meses) sino porque en las cifras de transmisión ya no se observan las diferencias por edad que se vieron durante el momento de mayores tasas de infección.

El incremento de los casos en las franjas por debajo de los 30 años hizo que el repunte estival fuera considerado «ola joven» porque era en estos grupos donde las incidencias acumuladas superaban los 1.500 puntos. Y se llamó «ola joven» porque llamarlo «ola de los que todavía no habían sido vacunados porque no les han citado todavía por edad» era demasiado largo.

Sin embargo, conforme ha ido aumentando la inmunización en los grupos más jóvenes, han ido bajando sus tasas de contagio y con ello la desigualdad ‘generacional’ de las tasas de infección. En los momentos de mayor transmisión del virus a finales de julio, el grupo con mayor incidencia (el de los 20-29 años con una tasa de 1.555 casos/100.000 habitantes) multiplicaba por más de 10 la del grupo del que menos (los septuagenarios con 136 casos por 100.000 habitantes). Con los datos del viernes, esta diferencia ha bajado y representa ‘solo’ el doble: 78 en veinteañeros y 39 en 70-79.

En este descenso claro han tenido que ver las medidas de contención de la socialización (que afectaban más a los jóvenes), la bajada generalizada de transmisión y, por supuesto, la vacuna. Porque pese a que ya se sabe que no impide contagiarse ni contagiar, sí que reduce las posibilidades. La forma clara de verlo es lo que ocurría entre el grupo de los 30 y los 40 años. A finales de julio el primer grupo se encontraba con una tasa de contagio de 800 casos por 100.000 habitantes mientras que los de la siguiente década estaban en la mitad, 400, esta diferencia hoy no existe ya que tienen la misma IA: 63. El contraste es que a finales de julio a los primeros les habían comenzado a vacunar apenas dos semanas atrás y solo un 12 % tenía la doble pauta y en los segundos siete de cada diez estaba totalmente inmunizado.