Penúltima semana de septiembre, un verano acabado y todo un otoño por delante con más de una cita astronómica. Hace un par de noches pudimos disfrutar de la luna llena y ahora, en varias semanas podremos pedir deseos mientras miramos el firmamento. Las dracónidas y las oriónidas son una buena apuesta para los amantes y observadores de la astronomía, puesto que se encuentran a la vuelta de la esquina. El pistoletazo de salida del mes de octubre lo dan las oriónidas, una lluvia de meteoros bastante moderada que sucede todos los años entre el 2 de octubre y el 7 de noviembre. Su tasa de actividad varía entre 15 y 70 meteoros, aunque según las estimaciones del Observatorio Astronómico Nacional, se espera que este año no sea tan bueno para su observación, puesto que la máxima actividad de la lluvia se espera que tenga lugar la noche del 21 al 22 de octubre, tan solo un día más tarde de la luna llena del día 20. Apenas una semana después de que empiece octubre, llegan las dracónidas, ahora mismo la mejor apuesta. Una lluvia de meteoros visible en el hemisferio norte entre el día 6 y 10 de octubre. Su momento de máxima actividad sucede hacia el día 8 de octubre y, además este año será excelente para su observación ya que el día 6 ocurre la luna nueva. De las dracónidas se esperan 20 meteoros por hora aunque no se sabe si este año nos sorprenderán como pasó en el 2011. Como con todas las lluvias de estrellas del año, cualquier mirador, montaña o punto más alejado de la cuidad puede ser un lugar idóneo para disfrutar de la noche bañada por las estrellas. Es preferible ubicarse en un lugar con pocos obstáculos y no utilizar instrumentos ópticos que limiten nuestro campo de visión. Se recomienda llegar al lugar entre media hora y una hora antes de comenzar en serio la observación. De este modo, daremos tiempo a nuestra vista para que se acostumbre a la oscuridad. En definitiva, las leónidas y las oriónidas son dos oportunidades para coger experiencia antes de las leónidas en noviembre y las gemínidas en diciembre.