Las plataformas que ofrecen terapia psicológica ‘online’ a un precio generalmente más asequible se han popularizado en estos casi dos años de pandemia. La falta de inversión pública en salud mental, que lleva un retraso y dificultad para su acceso, y el aumento del malestar emocional con la irrupción del coronavirus son dos de los factores que han podido favorecer a que ciertas empresas hagan negocio, explica Irene de la Vega, portavoz de Asociación Nacional de Psicólogos Clínicos y Residentes.

«En este momento la salud mental es como un pastel que hay que repartirse, y donde antes había entidades sin ánimo de lucro y había que recurrir a asociaciones, ahora están surgiendo más negocios en torno a la atención a la salud mental. Como siempre en el capitalismo, si hay demanda, hay oferta», denuncia Rosa Bayarri, presidenta de la Federació valenciana de Salut Mental. 

Falta de garantías

«Al tratarse de un negocio privado, queda un poco fuera de los márgenes y se organiza a su manera. Generalmente, aunque no en todas estas plataformas, son profesionales a los que se contrata en precario, algunos son falsos autónomos, con un salario muy bajo. Se aprovechan de que hay mucho paro», señala De la Vega.

En este sentido, la presidenta de la Federació de Salut Mental CV subraya que las consultas telemáticas deben ser el apoyo a una terapia que parta de la presencialidad. «La atención ‘online’ puede ser efectiva porque acerca a personas con dificultades por distancia o por vivir en el medio rural, pero siempre complementaria a una atención personal», declara Bayarri. 

«Se puede hacer terapia ‘online’, pero no vale para todo el mundo ni para todos los problemas. Partiendo de la base de que lo ideal es hacerla presencial, porque se pierde mucho ese contacto humano. También tiene ventajas. Con el confinamiento se disparó y se ha mantenido en cierta manera. Personalmente creo que hay que hacer una valoración del paciente para saber si va a funcionar o no», añade Consuelo Martínez, especialista en psicología clínica en el Centro de Aplicaciones Psicológicas.

«La atención a la salud mental tiene que ser dotada de medios, no solo económicos, sino que hablamos de profesionales; y garantizar que sea comunitaria, en torno al barrio de la persona», concluye Bayarri.