Las sequias de invierno en nuestras tierras son mucho peores que las de verano a que, al fin y al cabo, estas últimas, son consustanciales a nuestro clima y se llaman aridez estival. A pesar de la merecida fama de las estaciones equinocciales para dejar caer lluvia en nuestro clima, en algunos lugares el invierno es casi igual de productivo en cantidad y, sobre todo, mucho mejor en calidad, porque suele llover de forma menos torrencial y con mucha menos evaporación. Por este motivo es mucho más rentable para la recarga de acuíferos y para el riego del arbolado. En este sentido, llevar un invierno tan malo como el que llevamos muchos desde diciembre hasta ahora es desesperante, porque queda la primavera como esperanza, pero la oportunidad perdida de un buen invierno es algo irrecuperable. No obstante, dentro del “realismo mágico” en el que parecemos movernos todavía, según se puede ver en la atención que reciben los cabañuelistas, mi padre, que cumplió ayer 90 años, hace un calendario de cebolla la noche de San Juan. Este calendario, ya lo he explicado alguna vez, consiste en poner doce trozos de cebolla y echar sal encima. A cada trozo se le pone el nombre de un mes de forma consecutiva y, en los meses cuya cebolla absorba la sal podremos decir que serán lluviosos, y en los que no, que serán secos. Puede que no sea serio hablar de esto desde un punto de vista científico, de hecho, no lo es, pero en ese calendario mágico se aprecian como secos los meses de enero y febrero, y como lluviosos todos los demás del año, menos diciembre, incluidos los de verano. Si yo fuera otro podría decir eso de: “el que fue capaz de acertar la sequia de enero y febrero augura un año lluvioso”, y copar como otros la atención de los medios, aunque luego cayera en desgracia mediática si no acierto, como ha pasado recientemente. Dudo mucho que esto funcione, aunque deseo que lo haga, pero lo que quiero dejar claro es que adivinar tendencias climáticas a medio y largo plazo es una quimera, aunque sea divertido jugar con estas elucubraciones ancestrales. En fin, que llueva como sea ya y en todos los sitios porque la sequía es curiosamente general e ibérica, como el jamón.