«Se busca profesorado de Religión» podría ser un cartel en la puerta de más de un instituto público de la Comunitat Valenciana, pero cubrir una plaza no es así de sencillo. La Conselleria de Educación encuentra dificultades para suplir las bajas —por diferentes motivos— de los docentes de Secundaria de esta asignatura opcional que se imparte tanto en ESO como en Bachillerato y que aún cuenta para la nota media.

Las bajas de este profesorado se acumulan y, además, en cuatro IES no se incorporó nadie en septiembre. Desde la conselleria defienden hacer «todo lo posible por no perjudicar el alumnado que solicita estudiar Religión católica» pero revelan que el problema es que «las diócesis valencianas no están proponiendo candidatos idóneos».

Así, la conselleria detalla que son cuatro las vacantes de profesorado de Religión católica de Secundaria no cubiertas desde el inicio de curso, por falta de personas candidatas: dos corresponden a las comarcas de Alicante; una de la diócesis de Orihuela-Alicante; y la otra de València; además de las bajas laborales de mayor o menor duración.

Hay cuatro vacantes de profesorado de Religión católica de Secundaria no cubiertas desde el inicio de curso

El profesorado de Religión católica debe cumplir los mismos requisitos que el resto de docentes de esta etapa: tener una titulación universitaria, el máster habilitante o el antiguo curso de adaptación pedagógica (CAP); y acreditar el nivel C1 de valenciano.

Pero, además, otras exigencias de la Iglesia: disponer de la Declaración Eclesiástica de Competencia Académica de Secundaria (DECA) —una formación—; de la Declaración Eclesiástica de Idoneidad (DEI), que da fe de cumplir con los preceptos católicos y expiden las diócesis; y también de una titulación eclesiástica (bachillerato, diploma licenciatura en Ciencias Religiosas o o doctorado en Teología o Ciencias Religiosas); y créditos cursados de materias de didáctica de la Religión.

No obstante, es personal laboral, no está en las bolsas de Educación. Cuando hay una vacante, se pide a las diócesis que ofrezcan candidatos con las características correspondientes. No obstante, si no tienen el C1 de valenciano, la conselleria realiza la contratación igualmente, como si se tratara de una plaza de difícil cobertura, pues la prioridad es cubrir ese hueco y atender al alumnado con la máxima celeridad posible.

Asimismo, por la pandemia, el Ministerio de Educación también permite tener profesorado sin el máster o el CAP, de forma temporal, por lo que ahora solo necesitan una carrera y las exigencias de la Iglesia.

Así, «cuando una plaza queda vacante porque no la solicita nadie con máster de profesorado o CAP, esta se adjudica al primer solicitante con la titulación académica aunque no disponga del posgrado», por lo que Educación defiende que contratan «a todo el profesorado de Religión que nos proponen las diócesis, aunque no tenga el máster de profesorado o CAP ni el C1 de valenciano».

La Conselleria de Educación hace un llamamiento a las personas que tengan el requisito del DECA

No obstante, uno de los problemas parece ser la falta de personas con la DECA, por lo que el Consell ha solicitado «en reiteradas ocasiones» a la Iglesia que «tome las medidas necesarias para incrementar en número de plazas de formación que ofrecen para conseguir la DECA». Además, la conselleria hace un llamamiento a las personas con el requisito.

Junto a esta competencia académica, la DEI es otro inconveniente. La Declaración Eclesiástica de Idoneidad (DEI) solo sirve en las zonas de la diócesis en la que se ha expedido, por lo que se limita la movilidad de los docentes y, por ejemplo, que alguien de la bolsa de València —mucho más numerosa— dé clase en Segorbe-Castelló u Orihuela-Alicante.

«También hemos requerido una solución a este tema para facilitar las sustituciones y la adjudicación de vacantes», apuntan las mismas fuentes. Este periódico ha intentado, sin éxito, contactar con el Arzobispado.

Un futuro incierto con la Lomloe

Estos requisitos no contribuyen a que se incremente el volumen de profesorado de Religión católica y, en buena medida, son un hándicap, que se suma a la falta de vocaciones en la Iglesia. La DECA para Secundaria y Bachillerato es una formación que, por ejemplo, en la Facultad de Teología de la Universidad Católica de València cuesta 370 euros, según la guía académica.

Se trata de una inversión que puede que muchos no vean rentable de cara al futuro: la Lomce impulsó la matrícula de Religión en Bachillerato, al ser considerada una materia fácil y contar para la media de acceso a la universidad. No obstante, con la Lomloe esto empezará a no ser así a partir del próximo 2022-23 y en 2023-24 ya no se contabilizará, por lo que el alumnado podría caer y requerirse menos profesorado.

A esto, hay que sumar el DEI, un documento que certifica el cumplimiento con la «recta doctrina y testimonio de vida cristiana» —basándose en consideraciones morales y religiosas que define el obispo diocesano— y que puede ser revocado.

«Se produce un agravio comparativo con el alumnado de otras optativas»

El IES Clot del Moro de Sagunt es uno de los que peor suerte está teniendo a la hora de cubrir una vacante de Religión católica, junto con el IES Bovalar de Castelló y también el instituto público de Vilafranca, donde protestan desde hacen meses por el bloqueo de la situación.

En los tres casos esperan docentes desde septiembre, por lo que desde el Camp de Morvedre denuncian que el alumnado sufre una «situación de desatención flagrante» ya a mitad curso.

Consideran que se da «un agravio comparativo con el alumnado que cursa otras optativas y tienen clase regularmente, ya que deben dedicar tiempo y esfuerzo a una asignatura más». Cabe recordar que hasta el curso 2023-24 Religión sigue contando para media en Bachillerato pero al alumnado que no ha tenido clase de una materia en todo el curso no se le evalúa y esta queda sin efecto en su expediente.

«Es un agravio comparativo con el alumnado que cursa otras optativas y tienen clase regularmente, ya que deben dedicar tiempo y esfuerzo a una asignatura más»

Además de por el alumnado, desde el instituto también explican que esta vacante —que cubrió en octubre una persona que pidió seguidamente la baja laboral—, provoca que el profesorado de guardia «asuma la vigilancia» de los grupos que deberían tener Religión, «en un momento en el que las bajas laborales son muy numerosas» por la covid-19, lamentan. «En más de un momento el profesorado de guardia ha tenido que atender a dos y hasta tres grupos a la vez», afirman.

Por esto, piden a la conselleria «que se replantee la situación, para que el profesorado no dependa del arzobispado». «Si no ponen solución, los perjudicados son siempre el alumnado y, por tanto, de nuevo, la calidad de la educación».

Más de 500 candidatos preparados en dos años

La Universidad Católica de València y la Facultad de Teología han preparado a 520 aspirantes con la DECA en los dos últimos años. En la UCV, 227 en 2020 y 237 en 2021; y en la facultad (ahora ya integrada en la Católica), 27 y 29 respectivamente. Después de esta formación pedagógica —que consta de varios módulos y es diferente para Infantil y Primaria, y Secundaria y Bachillerato—, estos profesores deben conseguir el segundo requisito indispensable: la Declaración Eclesiástica de Idoneidad.