Cuando la fe mueve montañas y también hace que llueva Hace unos días vi en el perfil de Facebook de un gran conocido que la Archidiócesis de Sevilla recomendaba rogar a Dios para que vuelva a llover. Para muchos puede sonar algo loco pero, a día de hoy no solo ocurre en Sevilla, muchas provincias más ya se han sumado a esta acción. Como bien sabemos, la sequía se aferra a muchas zonas de España por las bajas tasas de precipitación de finales del 2021 y principios del 2022. Tras el paréntesis de las últimas horas y la DANA que se descuelga en las Islas Canarias, las precipitaciones nos serán suficientes para aliviar la sequía en ciertas zonas. ¿A lo mejor la idea de encomendarse a Dios es correcta, no? Las crónicas de rogativas son una petición religiosa ante condiciones climáticas adversas y sus efectos socioeconómicos negativos. Oraciones públicas hechas a Dios para conseguir remedio en una grave necesidad. Las primeras que se conocen datan del siglo IV y desde ahí, hasta nuestros días. Se distinguen dos tipos la ad petendam lluvia y las pro serenitate, en función de si lo que piden al Santo es la lluvia o la irrupción de la misma. Nuestros antepasados ya sabían que la lluvia era esencial para la vida y que sin ella la vegetación se marchitaba, los alimentos escaseaban y nuestra vida corría peligro. Según el grado de sequía, las rogativas ad petendam lluvia se dividían en 5 niveles. El más leve se trataba de una oración simple y el nivel más critico, de una peregrinación a otro santuario. Eran tan importantes que en los días de rogativa la penitencia era la parte más importante. Durante siglos, los más fieles guardaron abstinencia y el ayuno ordenado por la Iglesia. No acudían al trabajo, lo más importante era orar y cantar en la Iglesia. Se suspendían todas las actividades, se cerraban talleres y comercios. No queda otra. Las rogativas vuelven ante una situación preocupante que augura restricciones de agua. Antiguamente, en el Mediterráneo tenían más frecuencia entre primavera y otoño, que es cuando nos suele llover. En cambio ahora, pueden aparecer en cualquier momento del año, en un febrero loco y seco del 20