El yacimiento de Las Pilillas, en Requena, es la bodega más antigua de España. Tiene 2.700 años de antigüedad y está junto a Requena. Una evidencia arqueológica con un valor incalculable al tener en cuenta que hoy, en la comarca Requena-Utiel, la actividad vitivinícola sigue siendo el motor económico y laboral de la zona. Por esta razón, Levante-EMV y À Punt llevaron hasta este escenario una nueva edición de los foros de economía comarcal, en esta ocasión bajo el título «Agricultura, una profesión de Futuro». Y salieron algunas conclusiones, aplicadas a la viticultura pero extrapolables a cualquier cultivo. El porvenir del campo y la ganadería está garantizado, pero hay algunas cosas que cambiar. Mejorar la rentabilidad, apostar por la sostenibilidad y la modernización de los procesos y, por supuesto, incentivar la formación especializada para mejorar la producción y la comercialización.

«El futuro de la agricultura pasa por hacerla más rentable y sostenible»

El encuentro tuvo lugar en un enclave más que simbólico. La bodega Coviñas acogió y patrocinó este encuentro junto a la Mancomunidad del Interior Tierra del Vino, la CEV, Tierra Bobal, Adapt@t21, la Denominación de Origen Utiel-Requena y La Campesina. Todos ellos participaron en el encuentro moderado por el periodista de Levante-EMV Julio Monreal y expusieron los distintos puntos de vista sobre la agricultura y su relación con el territorio, y para tratar la vertiente más institucional participaron el secretario autonómico de Empleo y director general de Labora, Enric Nomdedéu, y el secretario autonómico de Agricultura, Roger Llanes.

Nomdedéu abrió el coloquio con una certeza: «Podrá desaparecer internet y nuestra civilización seguiría funcionando, pero si desaparecen la agricultura y la ganadería, moriríamos». A partir de ahí, el secretario autonómico incidió en el peso que esta comarca tiene sobre el total de la C. Valenciana, donde representa el 14 % del terreno, y cómo la generación de empleo para evitar la fuga de personas es fundamental. Para ello, el Consell ha invertido en Requena-Utiel dos millones de euros en ayudas al empleo desde 2015, e incidió en la necesidad de una formación especializada para las personas que trabajan en el territorio. No solo es cultivar: es arreglar la maquinaria, es comercializar y es entender variedades y mejorar la calidad y producción. Aún así, según se desprende las Estrategias de Empleo en el Área Requena-Utiel, «tres de los objetivos más importantes son apostar por la agricultura ecológica, que da un valor añadido y generar una clientela específica; generar una economía social que implique a las familias; y mejorar la calidad del producto, a través de la Denominación de Origen, por ejemplo», explicó Nomdedéu.

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Participantes en el Foro de Economía Comarcal 'Agricultura, una profesión de futuro' organizado por Levante-EMV y À Punt Fernando Bustamante

En este punto recogió el guante el secretario autonómico Roger Llanes, quien ratificó que la agricultura tiene futuro pero va a ser diferente. «Ya lo es respecto a hace diez años», recordó. Además, profundizó en el empleo que genera la agricultura y explicó que es contracíclico, es decir, «en los momentos de más crisis, despega, y cuando el resto de sectores despega, se produce una fuga de empleos del agrario a los demás».

Llanes hizo referencia a la actual situación política, donde el conflicto de Rusia sobre Ucrania afectará inevitablemente a las exportaciones de vino ya que los países del este consumen la producción de Requena-Utiel. «Cometimos un error general, abandonar la política productiva para pasarnos a la terciarización, y ahora tenemos que volver a industrializarnos, también en el sector agroalimentario», señaló Llanes. Además, en esta línea, aseguró que el Consell ha invertido desde 2015 casi 45 millones de euros en incorporar a jóvenes al sector. En total han sido 1.150 de los que un 40 % son mujeres, que se centran sobre todo en la agricultura ecológica.

Restaurar la imagen del sector

Precisamente el relevo generacional en la agricultura es una de las preocupaciones más extendidas en el sector. Lo trató Gabriel Mata, presidente de la Mancomunidad del Interior Tierra del Vino, una institución que trabaja «en su compromiso por restaurar la imagen de la agricultura y vincularla al futuro, para la economía, para el medio ambiente y para las personas». Mata recordó que esta actividad forma parte de la identidad de la comarca y no se puede separar. «Todos le debemos algo a esta actividad esencial, y es relevante para la alimentación, pero también para la biodiversidad y el paisaje», concluyó Mata.

Foro Economía Comarcal Fernando Bustamante

Mientras, el presidente de la DO Utiel-Requena y del Grupo Coviñas, José Miguel Medina, ponía el acento en otra de las claves de la agricultura: la unión de los agricultores bajo una Denominación de Origen que trata de poner en valor el sector primario de la comarca. «Detrás de la etiqueta hay cultura y tradición, calidad, supervivencia, y medio ambiente», explicó Medina. Además, todo lo que la DO promueve «lucha contra la despoblación porque se crea trabajo a diario y, además, es una marca arraigada a un territorio, que lo dignifica».

Una botella cada dos segundos

La viticultura, como el resto de sectores agrarios en la C. Valenciana, necesita, según Medina, dos características: «que sea sostenible y que sea rentable». Son las dos palabras que más se repitieron a lo largo del foro y que Jorge Srougi, subdirector comercial de Coviñas, explicó cómo habían aplicado dentro de la empresa: «Nació precisamente para dar fuerza a los agricultores cuando salía el producto al mercado nacional o al exterior, la fuerza es el futuro», señaló. En este sentido, relató que en estos momentos Coviñas produce 40 millones de litros de vino al año y aseguró que cada dos segundos se abre una botella de esta bodega en el mundo. «Somos 3.000 familias las que componemos l entidad, más de 1.000 de ellas encabezadas por mujeres», aseguró. «Además de elaborar vino, queremos dignificar la profesión y pagamos un diferencial respecto al mercado de un 37 % el año pasado», zanjó.

Jorge Srougi, subdirector comercial de Coviñas Fernando Bustamante

En esa línea de dignificar el sector, en La Campesina, su presidente Joaquín Fernández aseguró que la viticultura ecológica es «el camino a seguir». Sin embargo, lanzó algunas críticas a las instituciones que no viven el día a día del agricultor, «que cada vez tiene menos medios y menos dinero para su bolsillo». Un problema que se acrecienta en los que se dedican a la ecológica, con inversiones más elevadas y gastos más acuciantes que dificultan la ansiada rentabilidad de cualquier agricultor. «En esta zona, excepto algunas bodegas y comercializadores, lo ecológico no se lo acaban de creer», lamentó.

Precisamente el responsable sectorial de Ava-Asaja, José Luis Robredo, centró su intervención en ese escaso margen de beneficio que obtienen los agricultores en la comarca. «No hay relevo porque cualquier persona, en otro trabajo, tiene mejor calidad de vida», aunque reconoció que la conselleria de Agricultura «ha hecho verdaderas inversiones en regadío y modernización».

Precios de venta de los años 70

Por la Unió de Llauradors, Luis Javier Navarro Berlanga expuso que en estos momentos los agricultores están comercializando sus productos con los precios de 1976. Más de 40 años de diferencia entre unas ventas y otras pese a que ahora los costes de producción «se han disparado, lo que complica el futuro». Además, sacó a relucir otra problemática a la que se enfrentan los agricultores: «Si no tienes tierras de tu familia, es prácticamente imposible meterse a una explotación viable, o las heredas o te las regalan o no puedes incorporarte al sector», lamentó.

Alcaldes y alcaldesas de la comarca Requena-Utiel Fernando Bustamante

Esa circunstancia dificulta terriblemente el necesario relevo generacional. Como un ejemplo de ello participó en el foro Juan Piqueras, bodeguero en Pigar y representante de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). Él, joven agricultor, representa cómo se trabaja en el sector desde una pequeña explotación en Campo Arcís. «Producimos 10.000 botellas y defendemos nuestro territorio, hemos decidido ponerle nosotros el valor a la uva», y han llevado a cabo un proyecto más: «arrendamos a los más mayores sus tierras para mantener su producción y que no se pierdan», explicó.

Un éxodo rural «estabilizado» tras la pandemia

La pandemia de covid-19 ha tenido, al menos, una consecuencia positiva: la mirada y revalorización de lo rural. Tal como señaló Gabriel Mata, presidente de la Mancomunidad del Interior Tierra del Vino, «el éxodo rural se ha estabilizado». Y es que, tras los sucesivos confinamientos y restricciones, se han comprado casas en entornos naturales y muchas personas se han empadronado en ellas, según aseguró el presidente de la mancomunidad. «La población ha crecido, aunque tiene que ver más con una decisión vital que laboral, porque no son personas que vengan a trabajar aquí, si no desde aquí». En este sentido, el secretario autonómico de Empleo, Enric Nomededéu, recordó que la agricultura hoy no se trabaja como antes, ya que los procesos de mecanización se han democratizado y existen empleos de calidad técnicos relacionados con el campo.