El despacho está como de costumbre, entre pilas de libros y carpetas. Por aquello del Any Fuster, sobresale en esta ocasión alguna nueva edición del ensayista valenciano y la ilustración que es el icono del centenario. Desde la calle, a través de las ventanas abiertas -protocolo covid-, llega la música de las tracas falleras.

España y Portugal han anunciado que propondrán un límite de 180 euros al precio del gas en el Consejo Europeo de los días 24 y 25. ¿La medida le parece suficiente?

Lo que me parece imprescindible es una intervención de precios por parte de la UE si es posible. Si no, lo tendrán que hacer los estados ante una emergencia energética. Lo es cuando se ha multiplicado por cuatro el precio del gas y cuando se consolidan unos precios que hacen inasumible la actividad de muchas industrias. Es evidente que debe haber un mensaje claro de limitar los precios energéticos.

¿Esa sería la salida del Gobierno si no hay un acuerdo, limitar el precio de la luz?

El presidente ya anunció que si no hay una posición común, España tomará sus decisiones. No podemos dejar caer nuestra economía. Europa debe mandar el mismo mensaje que Draghi cuando la crisis financiera: haremos todo lo posible y lo imposible para no dejar caer el euro. Ahora mismo, Europa no debe dejar caer la industria.

El Gobierno ya intentó un decreto que se modificó después para que las medidas no fueran tan drásticas.

En un mercado como el energético, que acaba influyendo en toda la economía y la vida de las personas, no se puede estar en un ‘laissez faire’ (dejar hacer) permanente. Excepcionalmente debe intervenir el Estado para que realmente pueda haber libertad de mercado.

Pero esta opción de intervenir es justo lo que en algunos países europeos no se quiere asumir.

Claro, pero es que la competencia en este sector en muchos momentos no está garantizada. Y estamos en una emergencia, de hecho, en una guerra, que nos está afectando. Por lo tanto, las respuestas deben ser excepcionales. Y no se puede pensar simplemente en medidas coyunturales, que son importantes, por ejemplo la rebaja fiscal, con la que estoy de acuerdo, pero no pueden ser medidas disociadas de un conjunto.

Entonces estaríamos en campos distintos, con una reforma estructural por la afectación que tiene el gas sobre el precio de la energía, y luego el precio de la gasolina, para lo que se ha hablado de posibilidades como la rebaja fiscal o ayudas del Estado. ¿Tiene preferencia por alguna?

No. Hay que adoptar un compendio de medidas que vayan al objetivo, que es bajar los precios insostenibles de la energía. Y hacerlo paralelamente con la transición energética. Por eso tenemos que ir a medidas estructurales potentes. Por ejemplo, acelerar todos los procesos de renovables e intentar que se puedan producir estas nuevas plantas con la máxima rapidez. También incentivar al máximo la investigación y la traslación a la industria de fenómenos como el hidrógeno verde. España debe pasar de ser un país que importa a un país que exporte energía.

Cuando habla de hacer todo lo necesario, ¿hasta dónde incluye: una declaración de estado de emergencia por esta situación de guerra y crisis energética?

Estamos en un estado de emergencia energética. Se puede declarar o no, pero pasar en el gas de 50 a 350 euros es inasumible y provoca la incapacidad de producción por parte de las empresas. Y esta es una situación que capilariza todos los sectores, porque en la pandemia podíamos actuar con ayudas directas en sectores concretos, pero ahora son todos. La C. Valenciana en 2021 produjo 17.918 gigavatios, cuando la demanda fue de 27.000. Ese 34 % de falta de suficiencia es lo que tenemos que superar. Teniendo en cuenta además que el 40 % de lo que producimos surge de Cofrentes. En menos de cinco años podemos producir 14.000 gigavatios más de renovables, pero debemos prever el cierre de Cofrentes.

"Puede haber un impacto de las renovables en el paisaje, pero pueden dar muchos beneficios sociales"

Ximo Puig

¿En 2030 o más allá?

Hay que ver cómo se acelera para tapar esa falta de producción que tendremos con el cierre de la nuclear de Cofrentes.

Hay un debate abierto por la Comisión Europea al incluir el gas y la nuclear como posibles energías verdes. ¿Ha llegado el momento de dar una vuelta al tema del cierre de las nucleares?

Creo que tenemos que ir evolucionando hacia otro tipo de energías, porque las nucleares tienen un problema básico: los residuos. Los avances que se pueden producir en el hidrógeno verde o en la fisión nuclear pueden ser decisivos, pero tenemos que ir combinando esta transición.

¿Se plantea en algún momento solicitar al Gobierno que Cofrentes pueda seguir en activo después de 2030?

En lo que estamos es en acelerar el proceso de renovables. No creo que en estas circunstancias el planteamiento haya de ser mantener la nuclear.

¿Esa aceleración de las renovables no es contradictoria con la realidad valenciana, porque según la patronal hay 500 proyectos bloqueados?

Hay 315 plantas en tramitación y 20 ya autorizadas. Queremos poner todo lo que esté de nuestra parte para superar los cuellos de botella que existen. Queremos aprobar un decreto ley la próxima semana y queremos también que el Gobierno de España, en el ámbito de sus competencias, que son muchas, sobre todo en temas medioambientales, actúe en consecuencia. Estamos en una emergencia. La gran ventaja de las renovables es que son reversibles. Se puede poner un parque eólico o fotovoltaico y si en unos años hay una fuente mejor, se puede reciclar y ese paisaje continuará como antes. Para superar las desigualdades, un elemento fundamental es tener garantizada la soberanía energética.

¿El paisaje, ante una emergencia como la actual, ha de quedar en un plano secundario?

No se puede hacer una tortilla sin romper los huevos y siempre hay algún impacto en cualquier actividad humana. Hay que saber poner en la balanza en cada momento beneficios y perjuicios. Sobre el paisaje puede haber un impacto, pero puede generar muchos beneficios sociales al conjunto de la población. Tampoco se trata de llenar todo el país de parques solares, pero son necesarias plantas grandes que produzcan suficiente energía. No es lo grande contra lo pequeño, es sumar para una sociedad de progreso y bienestar. Hay que jerarquizar y actuar rápido, porque no hacer nada tiene consecuencias.

"La rusofobia no es el camino. Hay que separar a Putin de la gran mayoría. No es Occidente contra Rusia"

Ximo Puig

¿Los municipios también han de reducir su capacidad de decisión en estos proyectos?

A todos nos gustaría que algunas de estas actuaciones se hicieran fuera de nuestro término, pero esto no es posible. Todo el mundo debe comprometerse.

Es rotundo con la intervención del mercado energético. ¿El liberalismo económico en qué queda tras esta crisis?

Hemos visto las insuficiencias del neoliberalismo en la crisis pandémica. Sin un Estado capaz de intervenir, el propio mercado no tiene mecanismos para solucionar estos problemas.

¿Teme un estallido social por esta alza de precios y esta crisis de la inflación?

La inflación es el mejor alimento del populismo. Todos los procesos inflacionarios han sido en el transcurso de la historia muy negativos para la democracia. Por tanto, es fundamental parar la inflación. Y para ello es absolutamente imprescindible que el precio de la energía se limite.

Yolanda Díaz reconoció que la guerra va a tener un impacto directo sobre el trabajo, que va a haber más paro y que el crecimiento que atisbaba España no se va a producir. ¿Lo ve así?

Totalmente. Pensar que esta invasión criminal de Putin no va a tener consecuencias económicas sería absurdo. La factura de la guerra la vamos a tener que pagar entre todos. Pero si somos capaces de continuar unidos, salvaremos la democracia, que es fundamental, el modelo social europeo y nos iremos recuperando, aunque tardemos. La opción era dejar que Putin arrasara un país. Europa ha actuado como debía.

¿Y es imprescindible aumentar el gasto militar?

No sé si es imprescindible. Sí lo es tener una seguridad europea más potente. Pero la seguridad no es sólo gasto militar.

¿Un ejército europeo, por ejemplo?

No soy experto, pero hay que avanzar en una mayor integración para ser más eficientes.

¿Los ciudadanos entienden la economía de guerra y lo traducen a sus propias vidas?

Venimos de una crisis pandémica y este golpe nos afecta en un renacer del pesimismo. Pero vamos a salir juntos y defendiendo la democracia y nuestro sistema social. Esa fuerza nos tiene que ayudar ante un momento que no pensábamos vivir nunca. La respuesta humanitaria que se está dando también es muy importante.

¿Nos está empezando a desbordar ya la ola de refugiados?

Esta es una migración no tan compactada como por ejemplo cuando Afganistán. Una de las comunidades donde más ucranianos hay es la valenciana, sobre todo el sur de Alicante, y en estos momentos sí que hay un cierto colapso, pero se está organizando suficientemente.

¿Se plantean un gran espacio de acogida también en València?

En València estamos buscando un espacio. En Alicante ya se ha abierto además la parte de registro policial, que va a facilitar la integración laboral, que es clave. Hay más de 400 niños y niñas escolarizados y estamos en cerca de 4.000 tarjetas sanitarias.

¿Cree que Putin está buscando una tercera guerra mundial?

No tengo un conocimiento suficiente. Sí sabemos que está produciendo un enorme daño no sólo a la población ucraniana, sino también a Rusia. Debemos separar lo que es Putin, los oligarcas y quienes le apoyan de la gran mayoría rusa. La rusofobia no es el camino. Tenemos que intentar ayudar a los rusos que están contra Putin. Esto no es Occidente contra Rusia.