Ha sido el primero pero esperan que no sea el último. El equipo de Cirugía Torácica y Trasplante Pulmonar del Hospital La Fe de València ha llevado a cabo el primer trasplante pulmonar a un paciente que literalmente había perdido los dos pulmones por culpa del daño que le había causado una covid-19 severa.

Ousmane, nombre ficticio para preservar su intimidad, ha sido el joven que ha empezado una nueva vida gracias al trabajo de los especialistas de La Fe. Este treintañero del África subsahariana que lleva varios años afincado en València trabajando para mantener a su familia, cayó enfermo de covid en diciembre del año pasado. La infección fue tan devastadora que el joven tuvo que ingresar de urgencia en la UCI. De aquella primera embestida del coronavirus salió e incluso pudo volver a casa aunque el estado de sus pulmones ya no era bueno «pero esperábamos una mejoría».

Pero no llegó. Su estado volvió a empeorar poco después, tanto y tan rápido que pronto volvió a ingresar por la puerta de Urgencias del centro de Malilla y casi de cabeza a cuidados intensivos.

A los pocos días entraba a quirófano para recibir unos nuevos pulmones. La fibrosis que le había generado la neumonía covid había dejado casi inútiles los suyos: la enfermedad hace que pierdan su elasticidad y sean incapaces de ventilar correctamente. «Realmente, aquí hemos visto barbaridades por la covid. Las primeras olas fueron traumáticas», explica Gabriel Sales, jefe de servicio de Cirugía Torácica y de la Unidad de Trasplante Pulmonar de La Fe, uno de los artífices de que el joven Ousmane haya podido recuperar su vida.

El tercero de toda España

En este caso, y por primera vez, el equipo de Cirugía Torácica se lanzó a hacer una intervención que solo se había hecho con éxito en España en el hospital catalán de la Vall d’Hebrón. De hecho, es el tercer trasplante pulmonar por daño covid que se ha realizado en toda España. Y se ha podido hacer porque se daban las condiciones.

«Era una persona joven, que sabemos que va a tener una recuperación y conseguimos mantenerlo estable conectado a una máquina de oxigenación extracorpórea (ECMO)», explica Sales. Y además, lo más importante, había unos pulmones que poder trasplantar.

Varios candidatos, pocos órganos

Y es que, pese a que desde hace meses la pandemia ha dejado numerosos candidatos (jóvenes y en una situación estable dentro de la máxima gravedad) para intentar la proeza que ahora se ha conseguido, la situación pandémica con hospitales saturados y recursos plenamente centrados en la covid lo había hecho imposible.

«Ahora hemos podido hacer el primero pero en este tiempo diría que hemos tenido tres claros candidatos en los que, desgraciadamente, no hemos podido hacer el trasplante, directamente porque los pulmones no han llegado a tiempo», reconoce Sales. Sin embargo, en esta última ola de la covid «no ha sido tan severa en UCI, no ha habido tanta saturación lo que ha permitido que hayamos podido hacerlo. En otras olas hubiera sido totalmente imposible», añade.

Eso sí, la intervención para el equipo no fue como una de los setenta trasplantes pulmonares que se venían haciendo de forma rutinaria en La Fe en años prepandemia. «Si normalmente un trasplante supone unas tres horas y media de trabajo en quirófano, en este caso es mucho más complicado y no baja de las seis horas», explica Sales.

El motivo es la situación tan delicada en la que acaba el tejido pulmonar tras sufrir los efectos de la covid-19, que provoca un alto riesgo de hemorragia y de complicaciones postintervención. «La reacción inflamatoria es elevada y deja como secuela un tejido adherido que favorece las hemorragias. Vamos contrarreloj en una intervención de este tipo. No tiene nada que ver con otros trasplantes», detalla el cirujano.

En el caso de Ousmane todo salió bien. Tanto que pudieron pronto desconectarlo de la máquina que le ayudaba a oxigenar la sangre y pasó rápidamente a planta. «En un mes ya estaba pidiendo volver a casa», recuerda Sales. «Durante los dos siguientes meses al trasplante aún tendrá que recuperar el 100 % de capacidad pulmonar pero de aquí ya se fue con una función normal. Podrá seguir trabajando y haciendo vida normal, más allá de que tendrá que seguir con la medicación inmunosupresora de por vida. Tenemos pacientes trasplantados que han podido escalar montañas», apunta Sales.

Ousmane ya estaba pensando en poder volar para ir a ver a su familia. «Su agradecimiento y colaboración fue total». Sales y su equipo solo esperan poder seguir cambiando vidas como la de Ousmane.