La guerra contra el narco se libra en la calle, pero también, como todas las demás, en ese ente abstracto que es el ciberespacio. Y, en este exacto momento, la balanza se inclina a favor de la ley, veremos por cuánto tiempo. A principios de marzo de 2021, la Policía belga anunciaba la detención de decenas de delincuentes en su país como consecuencia de una hazaña informática: expertos policiales de Francia, Bélgica y Países Bajos habían logrado destripar el código de encriptado de los chats de la empresa Sky ECC –la tecnológica sigue negándolo–, utilizada por terroristas y mafias del crimen organizado de todo el mundo en el convencimiento de que estaban a salvo del espionaje policial.

Sky, que vendía a precio de oro los terminales con el chat ya incrustado en su escritorio –la ‘licencia de uso’ se renovaba al semestre– , había heredado el espacio dejado por la holandesa EncroChat, el paraíso de los delincuentes del mundo, porque durante años les permitió hablar con absoluta tranquilidad entre ellos bajo un código cifrado, hasta que agentes franceses y británicos lo reventaron en junio de 2020 dejando al descubierto millones de conversaciones antiguas y absolutamente incriminatorias.

Tres millones de mensajes diarios

En el caso de Sky ECC, con un promedio de 3 millones de mensajes circulando al día, informes de Europol estiman en 900 millones el número de mensajes que han cribado sus analistas, hasta ahora, para poder empaquetarlos por países y pasárselos después a los enlaces policiales de cada miembro de la Unión Europea con ‘clientes’ en esa red.

Los distintos cuerpos policiales están «entusiasmados» con los hallazgos, porque recogen las conversaciones a tumba abierta de los delincuentes durante años, así que «esperamos que todo ese trabajo se traduzca en muchas detenciones más de delincuentes que han sorteado hasta ahora la ley y que con ese descifrado están totalmente pillados porque hablaban, se retrataban delinquiendo y compartían confesiones sin reservas, ya que pensaban que nunca nadie más que ellos vería esos mensajes». Pero se equivocaban. De momento.