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Rafa Delgado Presidente de la Plataforma Forestal Valenciana

Rafa Delgado: "No podemos proteger el territorio si olvidamos la sociedad rural"

El presidente de la Plataforma Forestal Valenciana reclama más vertebración en la C. Valenciana para acabar con los incendios y alerta de que en Bejís se puede batir un récord

El presidente de la Plataforma Forestal Valenciana, Rafa Delgado. Levante-EMV

Incendios forestales como los de la Vall d'Ebo y Bejís, que han sacudido la Comunitat Valenciana durante los últimos días, son una llamada obligada a la reflexión sobre cómo afrontar la situación de cara al futuro. La autonomía venía de tener diez años plácidos desde el fatídico 2012. Se había quemado poco, había llovido mucho. Pero la masa forestal ha ido creciendo sin control y, después de un verano extremo, han llegado los tan temidos -pero previsibles- fuegos. El presidente de la Plataforma Forestal Valenciana, Rafa Delgado, habla con Levante-EMV sobre su visión de qué ha llevado la situación hasta aquí y qué se puede hacer al respecto.

¿Cómo ve la complejidad del fuego de Bejís en las últimas horas?

Cuando empezaron los incendios de Bejís y la Vall d'Ebo ya me daba la sensación de que iba a ser muy peligroso y ya vemos cómo se está comportando el de Bejís. Parece que la cosa está bastante peligrosa y que aquí podemos batir un récord. Existe el peligro de que el incendio baje al Mijares y continúe por Javalambre.

¿Cree entonces que se puede superar lo que ocurrió en 2012, cuando se quemaron 58.994 hectáreas principalmente por los incendios de Cortes de Pallás y Andilla?

Realmente la cuestión es que hay una extensión forestal arbolada con gran densidad. En el peor caso, podríamos llegar a más de 100.000 hectáreas quemadas. Hay una cantidad de combustible muy fuerte y los equipos de extinción se enfrentan a una situación que en la que el fuego les supera en más de diez veces de potencia e intensidad. Están arriesgando sus vidas y son eficaces, pero la eficacia tiene un límite.

¿Qué podemos hacer para que este tipo de incendios de sexta generación dejen de ser tan frecuentes?

El problema es que se están enfrentando de manera errónea. No son medidas sencillas las que hay que tomar. Tenemos un fenómeno, con el cambio climático, que está evolucionando rápido, con incendios más grandes y virulentos, en una situación nueva que desde el neolítico no había existido: una gran masa forestal. Ha valido hasta finales del siglo XX, pero ya no. Hay que ir a la raíz del problema. Las emergencias nunca van a ser absolutamente cero, así que los equipos tienen que seguir existiendo, pero lo que se trata es de que se mejore en condiciones de vertebración del territorio.

¿Hemos llegado tarde a eso?

Un desastre como este nos está poniendo las cosas en el sitio. Vertebrando el territorio, invirtiendo la actual situación, conseguiremos que aumente la población. No hay pastoreo, las actividades del sector primario están siendo abandonadas en una mezcla de falta de promoción y dificultades administrativas, es todo un bosque homogéneo continuo con gran combustible. Hemos tenido un sistema de protección absurdo, no sirve de nada hacer parques naturales si el fenómeno nos está situando en este escenario de incendios masivos. Hay que crear discontinuidades en el paisaje, hacerlo atractivo a la gente para que esté mínimamente poblado. Cada escalón que subamos en vertebración será un escalón que subiremos para acabar con los incendios. En Ebo, el fuego se extendió por el abandono de los campos.

¿Termina siendo contraproducente la protección por la protección?

Básicamente hemos abandonado el territorio como sociedad, los políticos tienen su parte, pero cada cual tiene su responsabilidad. Las urbes tenemos que entender al 10 % que vive en el entorno rural, hay un problema de empatía. No se trata tanto de proteger los ecosistemas sino de proteger las sociedades. No podemos hacer políticas contrarias, como proteger el territorio y olvidar la sociedad rural. Tenemos un ecologismo que está renovándose, pero no ha reaccionado a la situación actual. Es un ecologismo con la intención de protegerlo todo y en ese contexto las sociedades rurales digamos que molestan. Si nuestra protección del territorio es solo para salir los fines de semana, eso no va a funcionar porque el paisaje mediterráneo ha sido discontinuo desde 1.000 años antes de Cristo.

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