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"Queremos limpiar la imagen de los estudiantes Erasmus"

Más de 1.500 estudiantes extranjeros revolucionan València con su encuentro nacional para mostrar su compromiso con la interculturalidad

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Los Erasmus toman València Miguel Angel Montesinos

Irse un año a estudiar a otro país gracias al programa Erasmus suele ser una experiencia para toda la vida. Para más de 1.500 de esos alumnos de intercambio que han elegido España para cursar sus grados, este fin de semana en València será uno de los momentos que más recordarán de todo el curso. Y es que el 'cap i casal' acoge desde este viernes y hasta el domingo el primer Evento Nacional de Erasmus del actual curso -habrá otros dos más hasta el próximo junio-.

Jóvenes de toda Europa -y también muchos del resto del mundo- han llegado a València levantando las banderas de sus países e incluso también, junto a ellas, las enseñas de la autonomía de la universidad española de la que proceden. Así, ha habido escenas tan improbables como la de oír a decenas de italianos, alemanes y franceses corear al unísono "sí, sí, sí, Valladolid", o a un grupo de chicas con banderas hermanadas de Lituania y Andalucía caminando por el antiguo cauce del Túria.

La Erasmus Social Network (ESN), organizadora de los actos, ha escogido ese pasacalle de banderas para comenzar los festejos del evento, el primero de estas características que se desarrolla en València desde el pasado 2019. Es la primera vez después de la pandemia que tantos estudiantes Erasmus de otros lugares del país se concentran en València y que se suman así a los cerca de 5.000 que ya hay en las diferentes universidades de la ciudad. Además de las ESN de las universidades valencianas, encargadas específicamente del programa del evento, también acuden nutridos grupos de las ESN de Castellón y Alicante.

Es el primer encuentro de estas características que se realiza en València desde antes de la pandemia

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"Hemos comenzado con el pasacalle de banderas para enseñar la interculturalidad de València, que además es una ciudad que puede ofrecer muchas oportunidades a los estudiantes internacionales", dice a Levante-EMV uno de los organizadores, Rocco Gargiulo, voluntario de la ESN de la Universitat de València. Gargiulo, que es italiano pero se quedó a vivir en València precisamente tras hacer su año de Erasmus aquí unos años atrás, dice que eventos como este quieren "limpiar la imagen del estudiante Erasmus". "No nos dedicamos a destrozar chiringuitos, son muy pocos quienes son así, queremos mostrar que hay muchos Erasmus que aprovechan su tiempo en España para realizar actividades de inclusión social, como con gente mayor y con síndrome de down", afirma. Porque no todo es fiesta -aunque también haya fiesta-.

El principal polo europeo

El espíritu de comunidad es fundamental entre los Erasmus. Todos son de todas partes pero también pertenecen al mismo lugar: es lo que le pasa por ejemplo a la italiana Valeria Lazzarin, que estudia en Alcalá de Henares, y señala a su grupo de amigas. "A las cuatro las conocí el primer día". Una de ellas, Erica Villarroel, estudiante de Derecho boliviana que no pertenece al programa Erasmus sino a otra beca pero que igualmente va junto al grupo europeo, cuenta que "jamás esperaba llegar y conocer gente de tantos lugares". No en vano España es el país que más alumnos Erasmus recibe al año, unos 50.000, gracias a los atractivos del país y a la oferta universitaria.

"Amo este país, la gente es más abierta y en Granada soy feliz. Hasta la gente que está triste es feliz", cuenta sobre su experiencia en la Universidad de Granada la lituana Guoda Terleckyte. Con vistas a la Alhambra está "más relajada" que en Kaunas. Lo mismo le pasa al irlandés David Kelley, que estudia en Madrid. "Me gusta ver cómo el mundo gira mientras estoy con mis amigos al aire libre en la universidad". Sobre el evento nacional, una croata que ha atravesado el Mediterráneo hasta Cartagena, Emmanuela Madkovic, expresa su alegría por encontrar compatriotas. "Hacía dos meses que no hablaba croata y en un rato he conocido a cinco personas de mi país, estoy muy feliz", afirma, vestida de sus colores nacionales. Basile Rouffuse, belga que estudia en Holanda, ve su estancia en Almería como "una oportunidad genial de aprender castellano" y de "conocer cómo es la vida real de los españoles en una ciudad pequeña". La argentina Martina Ebram, por el contrario, elige Barcelona precisamente por "adaptarse rápido a la cultura". "Pero también ayuda que hay playa", confiesa entre risas.

Durante este sábado los 1.500 desplazados a València realizan visitas guiadas por las zonas más importantes de la ciudad y este domingo concluirán las jornadas con paella para comer.

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