Hace tres años conocí al meteorólogo José Antonio Maldonado. En persona, porque mi relación con él unidireccional, cuando traspasaba la pantalla en Televisión Española con su porte militar y aquella magnífica locución, comenzó hace bastantes años. Quizá al mismo tiempo que muchos de ustedes. Fue en un bar céntrico de Madrid, caña y cacaos mediante, donde hablamos sobre meteorología y comunicación hasta estrechar nuestras manos, para así establecer una relación laboral que se extiende hasta hoy en Meteored (Tiempo.com). Ya en las primeras conversaciones me llamó la atención su fijación en dignificar la profesión. Al principio he de admitir que sus consideraciones me parecieron un poco estridentes, especialmente a la hora de asignar la nomenclatura de meteorólogo a alguien en los medios. Para Maldonado solo encaja en quien tiene la oposición y forma parte de la Agencia Estatal de Meteorología, algo que le ha costado algunos detractores. Sin embargo, creo que todos ellos, como yo, deben estar entendiendo cada vez más su posición de fuerza.

Con el paso del tiempo, el filtro de los medios de comunicación para admitir a alguien como fuente experta en meteorología se ha ido ensanchando. Hace unos años el discurso se articulaba casi siempre en base a las consideraciones de uno o varios especialistas, ahora cada vez estas tienen menos peso y en ocasiones se tergiversan en beneficio de la información-espectáculo. Hay piezas en las que incluso se prescinde de la voz autorizada y aparecen una suerte de “todólogos” que detonan la seriedad que merece la comunicación de riesgos, porque conocer de antemano el estado atmosférico puede salvarle la vida. Hay que revalorizar al periodista científico o ambiental, el que tiene instrumentos y agenda para construir noticias de garantías, y confiar las reflexiones sobre el tiempo y el clima a meteorólogos, físicos o geógrafos.

Cada titiritero nuevo que sale en noticias de medio pelo da más la razón a mi amigo José Antonio, porque dinamizar y enriquecer con nuevos perfiles expertos la información meteorológica, algo que me parece fundamental, no puede derivar en vulgarizar la ciencia. Y eso último es lo que está ocurriendo.