La ‘manosfera’ es ese conjunto foros y plataformas en la que usuarios varones, jóvenes y adultos, los influencers o los que se hacen llamar ‘gurús de la seducción’ comparten contenidos alineados con la masculinidad más tradicional o la misoginia. Un espacio digital masculino que tiene «un inmenso potencial para la politización del antifeminismo». Esta es una de las conclusiones que arroja el estudio liderado por las investigadoras Elisa García-Mingo y Silvia Díaz Fernández, publicado por el Centro Reina Sofía sobre «Adolescencia y Juventud» con la colaboración de la Fundación Fad Juventud.

Con el título «Jóvenes en la Manosfera. Influencia de la misoginia digital en la percepción que tienen los hombres jóvenes de la violencia sexual», las expertas analizan las subculturas que conforman estas comunidades digitales que, aunque son heterogéneas, comparten unas líneas comunes, explica García-Mingo, profesora de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. Entre ellas, la misoginia y el antifeminismo, pero también la victimización masculina, además de un peligroso mensaje sobre el consentimiento. «Es un espacio que tiene una funcionalidad social, porque a él acuden a canalizar sus frustraciones y a encontrar personas con las que hablar sin sentirse cancelados», añade.

La ‘manosfera’, en la que han detectado vínculos de algunos sectores con la extrema derecha, ataca a las mujeres, también a los hombres que se declaran feministas, a las leyes que promueven la igualdad o al colectivo Lgtbi. Y la estrategia principal se basa en la difusión de ‘memes’. «Es lo que mejor circula, porque salta de una red social a otra», comparte.

El estudio de la expansión del movimiento feminista, la llamada Cuarta Ola del feminismo, lleva años siendo el foco de la investigación sociológica. Sobre todo porque cuenta con la particularidad de que su contrarreacción se ha desarrollado en el entorno digital.

«Dentro de la misoginia digital está lo que llamamos la subcultura trol (cuentas anónimas), que difunden mensajes con el objetivo de menospreciar al movimiento feminista y a las personas que lo representan. Es una forma de violencia contra las mujeres», afirma Alícia Villar-Aguilés profesora titular de Sociología de la Universitat de València y coautora del estudio sobre «Antifeminismo y troleo de género en Twitter. Estudio de la subcultura trol a través de #STOPfeminazis».

Reproducir el machismo

A la experta le sorprende que la generación más joven, la que se relaciona y se informa a través de estos canales digitales, y que de manera general ha recibido una educación por la igualdad, continúe «reproduciendo estos comportamientos machistas y violentos, aunque sea a través de las redes sociales». ¿El problema? La capacidad de las redes sociales para difundir los mensajes «es muy grande» y resulta «muy difícil desmentir las informaciones que se van versando», asegura. En este sentido, García-Mingo apuesta por revisar la regulación en Internet. Una cuestión que comparte Ariadna Fernández Planells, profesora del Máster Universitario en Social Media y Comunicación Corporativa de la Universitat Politècnica de València (UPV) y coinvestigadora del proyecto «Metodología participativa audiovisual en educación secundaria para revertir las desigualdades de género (Educogen)». «Debemos afrontarlo desde la educación, pero también desde los contenidos audiovisuales generados, la legislación, la autorregulación de estos espacios y el trabajo con nuestros jóvenes y sus familiares», indica.

Al respecto, Villar se pregunta: «¿Se podría impulsar una Inteligencia Artificial (IA) que filtrara y silenciara estas ofensas para promover un ambiente más sano y respetuoso en las plataformas digitales?». Un camino que ya se está explorando.

Paolo Rosso, profesor catedrático del departamento de Sistemas Informáticos y Computación de la UPV y miembro del centro de investigación PRHLT, explica a Levante-EMV que ha participado en la organización de un foro internacional (SemEval-2022) para evaluar si los ‘memes’ seleccionados eran machistas y así trasladarlo a los sistemas de IA de los participantes, que necesitan «muchos ejemplos para aprender cuáles son los datos que contienen misoginia». «Queríamos concienciar acerca de las dimensiones del fenómeno, porque además muchos de los equipos están formados por jóvenes», concluye.