Las personas adictas al juego han de saber que existe un número al que llamar, una ayuda, un teléfono rojo. Las apuestas deportivas están rompiendo proyectos vitales entre los jóvenes y destrozando familias. Ese teléfono rojo puede ser el del Instituto Valenciano de Adicciones no Tóxicas, o el de Proyecto Hombre, o el de otras consultas psicológicas o centros expertos en adicciones. Pero de lo que hay tomar conciencia, primero, es de la prevención. Lo dice la la psicóloga especialista en Psicología Clínica y directora y fundadora del centro pionero en España en adicciones no tóxicas. “La campaña de prevención del juego es algo fundamental. Nuestro centro ya alertó a las administraciones, hace más de 30 años, de que estaba emergiendo un problema de ludopatía en nuestra sociedad y nada se hizo al respecto, permitiendo durante todo ese tiempo que la proliferación y accesibilidad al mundo del juego fuera en aumento”, explica.

La pandemia ha afectado también a la ludopatía. “La adicción a los juegos de azar no es algo nuevo, ya que hace más de 30 años acudían a la consulta chavales de unos 15 años que estaban jugando a las máquinas tragaperras. Lo que ha cambiado es la forma en la que ahora se está jugando, porque no solamente tenemos el juego presencial sino también tenemos el juego online. Desde el confinamiento el número de personas de todas las edades y, sobre todo jóvenes, se han quedado “atrapadas” en el juego online aumentando considerablemente el número de personas con problemas de adicción al juego. Todo ello favorecido por el confinamiento tanto por la imposibilidad de poder salir de casa como por el cierre temporal de salones de juego y bares en ese momento”, afirma la psicóloga.

La directora del centro pionero en España de este tipo de adicciones subraya la vulnerabilidad de los jóvenes: “La juventud es una población más vulnerable a experimentar problemas con el juego por varios motivos: por un lado porque tienen patrones de impulsividad, es decir, la necesidad de llevar a cabo una conducta pero sin valorar las consecuencias que tiene y porque los jóvenes son grandes buscadores de sensaciones: sensaciones muy intensas, sensaciones muy nuevas aunque eso ponga en peligro, en ocasiones, su propia salud física y mental”.

Consuelo Tomás, directora del Instituto Valenciano de Adicciones no Tóxicas. Fernando Bustamante

El mito del dinero fácil

En ese sentido, la doctora indica que hay que tres tipos de factores que favorecen la ludopatía en los jóvenes: personales, familiares y socioculturales. Sobre este último, asegura que “hay que tener en cuenta que vivimos en una sociedad muy materialista en la que se transmite que se puede conseguir dinero fácilmente y sin esfuerzo a través del juego y todo ello está acompañado por la utilización de las nuevas tecnologías en la que los jóvenes tienen más ventaja sobre los adultos”. Además, puntualiza, los locales de juego crecen en los barrios y son lugar ‘de encuentro entre los jóvenes”, con todo lo que ello conlleva.

En la consulta vemos todos los días las excusas que se utilizan para justificar la conducta de juego, como el “yo controlo” o “mis compañeros también lo hacen y no es malo”

Las creencias erróneas sobre este problema es uno de los grandes obstáculos para reconocer la adicción. Los sesgos cognitivos son uno de los factores con más peso en el inicio y mantenimiento de la adicción. En la consulta vemos todos los días las excusas que se utilizan para justificar la conducta de juego: “yo controlo”, “mis compañeros también lo hacen y no es malo” “solamente apuesto poco dinero (cuando no es así) “no hay nada de malo apostar” “mi familia está exagerando”, y un largo etcétera.”, explica.

“Esta es una creencia errónea que se repite, sobre todo en el terreno de las apuestas deportivas, es que si siguen el mundo del deporte van a tener muchas más probabilidades de ganar, porque consideran que determinados los conocimientos o habilidades que tienen van a incrementar que puedan ganar de forma más rápida y segura. Creencia completamente errónea porque en cualquier juego existe un componente del azar: precisamente los juegos se llaman de azar porque el azar es algo aleatorio, es algo impredecible, es algo que no sabemos si va a ocurrir o no y el que ocurra o no, no depende de nosotros. Sin embargo, erróneamente los jóvenes consideran que ese factor de azar se diluye en el juego porque sus conocimientos deportivos sí creen que están aumentando de forma considerable la posibilidad de que ganen sin asumir que no pueden predecir el resultado del juego y la imposibilidad de revertir las pérdidas”, añade Consuelo Tomás. 

El círculo vicioso en el que entra un adicto a las apuestas deportivas es un patrón que se repite. "Empiezan a surgir conflictos dentro de la familia, se produce una bajada en el rendimiento académico dando lugar a un malestar generalizado pero lejos de reconocer el problema, los chavales que tienen un problema lo justifican pensando que realmente van a poder recuperar el dinero perdido que, como hemos visto, es otro de los sesgos cognitivos. Y todo ello, acompañado de la necesidad de obtener dinero para continuar jugando, por ejemplo, recurriendo a financieras con intereses abusivos, malvendiendo o empeñando objetos personales", explica la psicóloga clínica.

Prevención en todos los ámbitos

"Es muy importante reconocer el problema y no avergonzarse porque en la adicción al juego no es un vicio ni algo que pasará. Es una enfermedad y necesita la intervención de ayuda profesional especializada", explica la experta, que insiste en la necesidad de la prevención en todos los ámbitos: "Es fundamental la prevención en todos los niveles: personal, familiar, académicos y sociales para detectar el problema y buscar ayuda lo antes posible. La adicción a los juegos de azar precisa de un tratamiento psicológico especializado para poder aprender a controlar el impulso a jugar y en el que se trabajen todos aquellos factores directos o indirectos que son causa o consecuencia de la ludopatía y en el que la familia también reciba apoyo y asesoramiento.