Han pasado ya diez años desde que en 2007 el Consell, presidido por entonces por Francesc Camps, anunciara el inicio inmediato de las obras de la variante norte que iba a desviar el tráfico del casco urbano de Bétera. Pero aquellos trabajos ni siquiera se han iniciado todavía. Ahora, en 2017, la Diputación de València ha anunciado que durante el próximo año 2018 se iniciarán las labores para que esa nueva carretera se convierta en una realidad. Para ello la administración provincial prevé una inversión de alrededor de 16 millones de euros.

El proyecto del Consell de Camps, pese a aquel anuncio que se realizó en vísperas de elecciones municipales, finalmente quedó en el olvido. Y eso pese a que incluso el entonces alcalde del PP, Germán Cotanda, lo incluyó en sus reivindicaciones en 2013 ante el entonces presidente de la corporación provincial, Alfonso Rus. Esta carretera se iba a construir fruto del convenio firmado por la diputación y la Generalitat para el desarrollo de la red viaria de titularidad provincial firmado en 2005. Fuentes de la diputación aseguran que los proyectos fueron redactados e incluso se llevó a cabo la tramitación de los expedientes de expropiación forzosa para la obtención de los terrenos. Pero ni Generalitat ni diputación le asignaron partida presupuestaria para ejecutarlos.

Durante toda esta década -y el período anterior que suscitó la necesidad de este nuevo vial-, los vecinos de Bétera han sufrido las dificultades diarias de la acumulación de tráfico por la CV-310, que cruza su núcleo urbano. En este municipio del Camp de Túria confluyen tres carreteras de «elevada intensidad de tráfico», según señala la diputación. Se trata de la propia CV-310 que va desde València hacia Nàquera y Serra, la CV-336 de Bétera a San Antonio de Benagéber y la CV-333 que va hacia Olocau. Todos los coches que tomaban una de estas vías deben pasar por el casco urbano de Bétera, sin alternativa posible con los consiguientes problemas del exceso de tráfico rodado como son las largas retenciones, el ruido, la emisión de gases o la posibilidad de que se produzcan atropellos peatones en una vía interurbana.

El proyecto de la variante norte, que fuentes de la diputación revelaron a Levante-EMV que está previsto que empiece a ejecutarse durante el próximo 2018, discurrirá desde el sureste del municipio al norte, con lo que conectará la carretera CV-310 procedente de València con el camino de esta misma vía que va hacia Nàquera, sin necesidad de cruzar el casco urbano de Bétera. Asimismo, conectará también con la carretera que va hacia Olocau.

Con esta actuación, se evitará el paso por la travesía de todos aquellos vehículos que quieran tomar el camino desde València hasta municipios como Nàquera o Serra. El tráfico se distribuirá mediante cinco glorietas a nivel entre estas vías y los viales de acceso a los polígonos industriales de L´Horta Vella y El Pla. A su vez, la variante también podrá servir como ronda urbana para vecinos que quieran desplazarse desde un extremo del municipio al otro. Además, el proyecto también prevé la inclusión de un carril bici y una plataforma peatonal para la «movilidad no motorizada».