En apenas año y medio, el Consorcio de Residuos (COR) de la Costera, la Canal, la Vall d'Albaida, la Safor y el Valle de Ayora ha pasado de gestionar dos ecoparques a controlar una extensa red consorciada integrada por 20 puntos limpios fijos y 11 ecomóviles. A la espera de que, en 2019, la cifra siga aumentando y dé comienzo la construcción de las instalaciones de Navarrés, Enguera, Villalonga, Ròtova y Albaida, el esfuerzo del ente y su empresa adjudicataria -que supondrá una inversión total de 8,25 millones de euros y generará más de 60 puestos de trabajo- comienza a dar sus frutos.

En los seis primeros meses de este año, se han registrado un total de 85.374 depósitos de residuos: el 51% en los ecoparques fijos y el 49% en los móviles, el equivalente a una afluencia de 565 aportes diarios. El 17% de los registros se contabilizan en Ontinyent, que tiene el punto limpio fijo con más afluencia, seguido del de Xàtiva.

Según los datos que maneja el organismo, los días con más usuarios son miércoles y jueves. Los ciudadanos son los que más uso hacen de los puntos limpios: representan el 92% de los cómputos de entrada; las empresas el 5% y los ayuntamientos, el 3%.

El sistema informatizado «Mi cuenta ambiental» ha supuesto un importante estímulo: 15.000 recibos del COR han llegado a los hogares por primera vez con descuentos de hasta 15 euros en función del material reciclado por los usuarios: cuanto más contaminante, más puntúa y más se bonifica la tasa. «Por lo menos así se refleja lo que reciclas de alguna manera. Es una buena iniciativa», señala Josefa, una vecina cargada de bolsas en el ecoparque móvil de Xàtiva. «Estamos contentos porque es una herramienta cercana y útil que permite usar el ecoparque a quienes no podían llevar los residuos en coche hasta el del polígono», expone Silvia, de la asociación de vecinos de Bixquert.

El COR define su red como «la más audaz de la C. Valenciana». Mantenerla tiene un coste anual de 4,3 millones frente a los 900.000 euros que se gastaban antes del cambio de modelo. En un territorio muy ruralizado, uno de las principales logros de los ecomóviles es que han conseguido llegar a todos los municipios de las 5 comarcas, incluido el más pequeño, Sempere (41 habitantes). Para la alcaldesa de Carrícola (96 vecinos), Susana Cháfer, la instauración de la nueva red de ecoparques ha sido «determinante». «Nuestro pueblo es muy pequeño y con el ecomóvil se ha creado un hábito. Todos los sábados, los vecinos se preparan lo que quieren tirar y no han de desplazarse como antes, hasta Ontinyent o Montaverner. Es mucho más cómodo», indica. «Ahora tienen mucho cuidado. El servicio se ha consolidado y la gente recicla más. En un principio pensamos que con una vez al mes sería suficiente, pero que el ecoparque venga todas las semanas ha sido sensacional», zanja.

El teniente de alcalde de Bocairent, José María Beneyto, subraya que el nuevo ecoparque «funciona perfectamente» y «no hay quejas». «Estamos contentos porque se ha ampliado el horario del fijo, al cederlo al COR. Además, el móvil nos cubre el lunes y podemos dar servicio los siete días de la semana, además de que se instala en el núcleo urbano para la gente mayor y con más dificultades de movilidad». Beneyto señala la «buena respuesta» que está teniendo entre el vecindario las instalaciones.

Cartón y plástico, lo más recogido

El plástico (43%), el cartón (38%) y el vidrio constituyen los principales residuos que acaban en los ecoparques móviles, a pesar de que se trata de materiales que pueden depositarse en los contenedores de recogida selectiva de la vía pública. El alcalde de la Font de la Figuera, Vicent Muñoz, ve a la gente «muy concienciada» con un nuevo servicio «mucho más cercano al vecino», aunque considera que hay que mejorar la comunicación para que los residuos más comunes no sean los más depositados, puesto que puntúan muy poco al calcular las bonificaciones en el recibo. «Hay que ir acostumbrado a la gente poco a poco», incide.