El Ayuntamiento de Ontinyent creará una nueva conexión entre la Plaça Major y la iglesia de Sant Miquel (siglos XVI-XVIII), declarada Bien de Relevancia Local. Para ello ha comprado dos viviendas, que serán derribadas y permitirán unir las calles Placeta de l'Escurà y Arquebisbe Segrià, entre las que se encuentra el acceso a la iglesia. La acción se enmarca en el Pla de Sanejament de Nuclis Antics y servirá para oxigenar esta zona del barrio de Poble Nou, según destacaron ayer desde el consistorio, que también subrayan que la compra se ha materializado por 70.000 euros.

La junta de gobierno local ha aprobado la adquisición de los dos inmuebles, uno ubicado en el número 5 de la Placeta de l'Escurà, frente a la comisaría de la Policía Nacional en la ciudad; y la otra casa está en el número 10 de la calle Arquebisbe Segrià. Estas dos vías pasarán a comunicarse —tras derribarse las dos viviendas adquiridas— y al medio de ellas se encuentra el acceso a la iglesia. El concejal de Territori, Jaime Peris, ha explicado que «se trata de dos edificios que hemos adquirido por un total de 70.000 euros y que tras derribarlos nos permitirán ganar más de 250 metros cuadrados de nueva superficie de vía pública».

La actuación forma parte del Pla de Sanejament dels Nuclis Antics que el gobierno de Ontinyent puso en marcha en la legislatura 2011-2015 con el objetivo de sanear los barrios del centro histórico. El plan, que ha tenido continuidad en la presente legislatura, incluye declaraciones de ruina de viviendas y edificios en mal estado, ejecuciones subsidiarias o la adquisición de inmuebles «siempre con el objetivo de mejorar las condiciones de los barrios de Poble Nou y la Vila y evitar su degradación», subrayaba Peris.

Los inmuebles adquiridos para la actuación en el entorno de la iglesia de Sant Miquel se encuentran fuera de ordenación, según informes técnicos municipales, y están afectados por el vigente Pla de Reforma Interior del Centre Històric Raval-Poble Nou y no se encuentran en ninguna unidad de ejecución, con lo que el mecanismo previsto es el de la compra o expropiación, señalaban ayer desde el consistorio. Los mismos informes destacan que la operación prevista es «positiva», ya que «mejora la relación entre el espacio de la Plaça Major y la iglesia de Sant Miquel, construida a lo largo de los siglos XVI-XVIII sobre una antigua ermita del siglo XIV.