La versión preliminar del Plan Hidrológico de Cuenca 2021-2017 identifica 240 elementos de presión que ponen en riesgo la calidad de las aguas en 16 masas superficiales y subterráneas localizadas en las comarcas de la Costera, la Canal y la Vall d'Albaida. Estos enclaves se consideran «impactados» porque no alcanzan las directrices de buen estado tras el análisis de sus indicadores biológicos. Así se pone de relieve en los documentos que sientan las bases de la nueva planificación elaborada por la Confederación Hidrográfica del Júcar, en fase de participación pública.

El borrador identifica cinco puntos de vertidos contaminantes químicos y cuatro por nutrientes cuya mitigación resulta prioritaria en los ríos del territorio. La foto fija se mantiene prácticamente invariable respecto al anterior Plan de Cuenca de 2015: se siguen incumpliendo los parámetros exigidos en cuanto a la calidad de los recursos hídricos en las principales masas de agua.

La contaminación por nitratos procedentes de la sobreexplotación agraria se detecta en el tramo del río Sellent que discurre por Bolbaite, en el río Canyoles a su paso por Canals y en varios puntos del río Clariano, concretamente en la desembocadura donde terminan las aguas gestionadas por las depuradoras mancomunadas de Alfarrasí, l'Olleria y Montaverner y de Atzeneta d'Albaida y El Palomar. Estas comunidades de vertidos son señaladas también por los valores químicos presentes en el río, junto a otro punto de evacuación de la red de saneamiento de la población de Benissoda. Aguas abajo del embalse Bellús y en la zona industrial de Canals se sitúan los otros dos puntos tradicionales donde se registra contaminación por químicos como el cromo o el selenio. Hay que recalcar que los índices de estas sustancias no son alarmantes y en nada afectan a la calidad del agua potable que llega a la población. Las estimaciones de la CHJ, en cualquier caso, apuntan a que los acuíferos de las comarcas no alcanzarían niveles aceptables en cuanto a calidad de las aguas hasta 2027.

En el catálogo de masas de agua en riesgo del Plan Hidrológico también aparece el Embalse de Escalona, el Río Grande de Quesa, el río Sellent en su transcurso por Bolbaite, Chella y Anna, el Canyoles... En todos estos casos se enumeran una serie de presiones a las que están sometidas los cursos fluviales como consecuencia de elementos artificiales que ocasionan cambios morfológicos que afectan a la conectividad y a la continuidad y que pueden alterar el hábitat o representan un obstáculo para los distintos movimientos migratorios de las especies piscícolas. Los más repetidos son los azudes, que pueden tener efectos tanto en la variación de la anchura y profundidad del cauce, como en la estructura y sustrato del lecho. En el caso del embalse de Escalona, la configuración del lago de Playamonte interfiere en la calidad de la masa de agua, considerada impactada. También se citan diques de contención, motores, la fábrica de la Llum en Xàtiva, los gorgos de Anna, el molino de Genovés o una veintena de azudes en Ontinyent, así como diversas ocupaciones de márgenes u otras canalizaciones que provocan cambios morfológicos en la ribera y el lecho en el Río Micena en la Vall d'Albaida o en el transcurso del río Barxeta.

Sobreexplotación en la Vall

En el río Albaida a su paso por Xàtiva y otros pueblos de la Costera, el documento de la CHJ advierte de una serie de alteraciones peligrosas del hábitat a raíz de cambios hidrológicos originados por las extracciones superficiales de las Unidades de Demandas Agrarias (UDA) relacionadas con riegos no tradicionales de la comarca. Otras extracciones superficiales producen impactos significativos en el embalse de Bellús, que pueden producir flujos de agua efímeros en tramos de río incluso por debajo del caudal mínimo establecido. En el curso procedente del citado pantano se detectan valores químicos de mercurio.

El documento inicial del Plan también alerta sobre la sobreexplotación del acuífero de la Serra Grossa, en la Vall d'Albaida, donde se observa un descenso piezométrico generalizado y un retroceso del caudal que puede tener efectos adversos en el medio como consecuencia de las extracciones ganaderas y de otro tipo en municipios como Atzeneta, Agullent, Albaida, Alfarrasí, Aielo, Barxeta, Bèlgida, Bellús Beniatjar, Benicolet, Benigànim, Canals, Quatretonda, la Font, El Genovés, Xàtiva, Llutxent, Moixent, Montaverner, l'Olleria u Ontinyent.

Los documentos iniciales en exposición pública sirven de base para la redacción del Plan Hidrológico de cuenca. Las previsiones que maneja el Gobierno apuntan a que la estrategia debería estar lista en 2020. Durante el diseño de la futura planificación hidrográfica se podrán modificar o completar diferentes caudales ecológicos. La falta de recursos mínimos afecta a diversos tramos del Canyoles o el Albaida en las comarcas.