Todos, la mayoría, descendidos. Mucho se habló la semana pasada de la Superliga, de la discriminación de los modestos frente a los poderosos, frente a los «ricos», ricos que se inventan una liga, sin embargo, para pagar sus deudas (no es mío este argumento sino de Luis Suárez). Afrenta al fútbol más próximo a la mayoría de nosotros.

Poco se está hablando de cómo se organizará el fútbol la próxima temporada. Está decidido que tras la Primera y Segunda división, haya una Primera, Segunda y Tercera de la RFEF. La Segunda B desaparece y se crea una nueva categoría. O sea que, la Tercera del año que viene será la quinta categoría nacional, y no la cuarta como es ahora. Esta pérdida de estatus se hace extensible al resto de categorías inferiores. O sea, todos descendidos, salvo aquellos que consigan ascender. O sea que, salvo que consigamos el ascenso, estaremos más lejos de jugar en la categoría de bronce del fútbol español, ese objetivo a medio plazo marcado desde la llegada de Sudeva al Olímpic, y anhelo de aficionados.

Me falta información, es verdad. Seguramente los promotores del cambio tendrán los motivos que justifiquen este cambio, seguramente afirmarán que beneficia a todos, que casi es lo mismo que decían los promotores de la Superliga, pero, al final, salvo algunos, todos descendidos al final de esta temporada.

Todavía hay socios que cuando me hablan de fútbol me recuerdan que «esta Tercera no es la Tercera de antes», y el año que viene, esa «Tercera» será la cuarta, y es verdad, «no es lo mismo que antes». Este domingo, el Silla. El Olímpic puede conseguir clasificarse para «subir». Mejor verlo así. Nos queda mucho aún por jugar.