La cosecha de fruta comienza con un desplome del ciruelo y temor a la falta de calibre

El albaricoque tampoco responde a las expectativas por quinto año consecutivo en la Cosera y la Vall y los productores fían la campaña al melocotón, la nectarina y el paraguayo pese a la falta de lluvias

Recolectores de nectarina en un campo de Bèlgida, en una imagen de junio de 2019.

Recolectores de nectarina en un campo de Bèlgida, en una imagen de junio de 2019. / AGUSTI PERALES IBORRA

Sergio Gómez

Sergio Gómez

El año pasado fue el exceso de lluvias; este año lo que empieza a preocupar es la ausencia total de ellas. A las puertas del inicio de la cosecha de las variedades más tempranas de fruta de verano en las comarcas de la Costera y la Vall d'Albaida, todavía hay muchas incógnitas que sobrevuelan el ambiente cuando se trata de predecir cuál será el resultado de esta campaña.

De momento, los productores fían casi todas sus esperanzas a los cultivos que han respondido bien en cuanto a producción se refiere: es el caso del melocotón, la nectarina o el paraguayo. En el reverso de la moneda, el ciruelo ha vuelto a experimentar un mal cuajado y su rendimiento es muy negativo, lo que se traducirá en un desplome de kilos de aproximadamente el 70%, según las primeras estimaciones, probablemente por los cambios bruscos de temperatura.

Por quinto año consecutivo, el albaricoque tampoco está dando los frutos que acostumbraba y el cambio climático se apunta como una posible razón. En la Vall d'Albaida, el descenso se cifra entre un 25 y un 30 %, aunque todavía es prematuro calcular un porcentaje definitivo.

Respecto al resto de las frutas más extendidas en estas comarcas se espera una cosecha un poco superior a lo normal después de la ruinosa campaña del año pasado, cuando el exceso de humedad echó al traste casi toda la producción. Pero hay un temor flotando en el aire: la falta de lluvias podría influir a la hora de rebajar el calibre y la calidad de las distintas variedades. "Mucha fruta puede no llegar a ser comercializable, la maduración está muy avanzada y ya tendría que haber llovido: estamos en el periodo de engorde y la ausencia de precipitaciones va a afectar negativamente", apunta el productor de fruta y secretario general de La Unió de Llauradors de la Vall d'Albaida, Juan José Climent.

En esta comarca muchas zonas carecen de agua de riego, y los cultivos en esta situación sufrirán las consecuencias de la sequía de forma más palpable y perderán buena parte de la cosecha. El resto podrán paliar en parte la anomalía hídrica, aunque han tenido que asumir un incremento de costes por la energía consumida en el regadío. En cualquier caso, "la lluvia va mejor que la del riego para el árbol, que necesita que caiga por arriba y limpie las hojas", subraya Climent.

Cofrudeca espera buenos calibres

En la Costera, el secretario general de la Unió Ricard Fillol pone el foco en la mala evolución de un cultivo tradicional en la comarca y muy adaptado al clima como es el ciruelo. "Nunca había visto fallar a este cultivo, solo el año pasado por la falta de frío", indica. Fillol advierte también de que la falta de lluvias puede tener un impacto negativo en la calidad de los cítricos de la próxima campaña, a pesar de que se espera una mayor producción. En cambio, el cultivo del caqui parece que está experimentando un buen crecimiento.

En cambio, el presidente de la cooperativa Cofrudeca de la Vall d'Albaida, Alejandro Molina, no cree que el actual periodo seco vaya a tener mucha afección en la cosecha de la fruta porque "el arbolado y el terreno aún tienen reservas del año pasado", al igual que los pozos. "En esta comarca vamos al revés de España", mantiene Molina, que señala que todavía es pronto para hablar de calibres, aunque predice que el año puede ser también bueno en este sentido: "al no haber lluvias favorece al cultivo porque no hay tanta enfermedad", subraya.

Cofrudeca prevé que la recolección de los primeros melocotones tempranos comience la semana que viene con una "producción normal", al igual que ocurrirá con la nectarina y el paraguayo, aunque todo dependerá, incide Molina, de la evolución del clima y de los posibles episodios adversos que puedan producirse.

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