Malos tiempos se avecinan para la lírica. Tenía razón la canción. Y es que el Ministerio de Cultura ha comunicado al Liceu de Barcelona el recorte de un 30% de la aportación anual que realiza como miembro de su consorcio para las próximas tres temporadas.

Este anuncio, extensible al Teatro Real aunque aún no sea oficial en su caso, no hace sino confirmar que las peticiones realizadas desde la Generalitat para que el Gobierno central aumente su subvención al Palau de les Arts comiencen a diluirse. Así que, Les Arts tendrá que apretarse aún más el cinturón como ya ha anunciado el director general del Liceo, Joan Francesc Marco, que hará el coliseo barcelonés o Miguel Muñiz, en el caso del Real.

Así, el recorte del Ministerio dejará la aportación anual del Liceu de 12,8 millones en 8,6. El presupuesto del teatro de la Rambla está próximo a los 50 millones de euros, muy parecido al del Real. Al margen de la aportación que hasta ahora realizaba Madrid, los ingresos por taquilla o patrocinio y alquileres, 11 millones son aportados por la Generalitat, 2,8 por la Diputación de Barcelona y 1,4 por el ayuntamiento de la ciudad condal. El reparto del Real no anda tampoco lejos, aunque la aportación del Gobierno sea mayor.

Aunque la ayuda que percibe el Palau de les Arts - 1,4 millones,-dista mucho de la que reciben Liceu o Real, el anuncio es un aviso más que claro de que la ayuda no crecerá en tiempos de crisis y recortes. Menos aún hasta llegar a los cinco millones que anunció en su día el ex ministro César Antonio Molina.

Liceu y Real ya han anunciado que habrá que abaratar producciones, estudiar si se encarecen algunas de las entradas, recortarán sueldos y gastos y echarán mano de las reposiciones, después también de haber visto como sus patrocinios caían esta temporada. Además, se restringirá el uso de los teléfonos móviles y las tarjetas de crédito, se dilatará el plan renove de algunas infraestructuras técnicas o se reducirá publicidad y otros gastos innecesarios.

Primeros recortes en Valencia

Las arcas de les Arts no es que atraviesen una situación boyante. Más bien al contrario. Este año la Generalitat ya recortaba seis millones su aportación-pasaba de los 31 a los 25- mientras desaparecía un millón que aportaba el ayuntamiento de Valencia y los patrocinios caían en torno a un 30%.

De momento, ni el Palau de les Arts, ni su patronato, ni la Generalitat han anunciado ningún plan de choque para aliviar cargas económicas en un coliseo en el que los gastos crecen y se acumulan. No sólo porque cuenta con una plantilla de 400 trabajadores, sin contar al personal del coro, cuyos emolumentos corren a cargo del Instituto de la Música, sino, sobre todo, por lo costoso que es mantener en sí mismo un edificio que el tiempo ha demostrado es excesivo, imposible de programar de forma continuada y caro de sostener.

Sin ir más lejos, el presupuesto del Palau de les Arts a pleno rendimiento se situaría también en torno a los cincuenta millones de euros por temporada. Sin embargo, su presupuesto ya ha ido reduciéndose. Debido al descomunal tamaño del edificio de Calatrava, más de cuatro millones de euros se van al año sólo en su mantenimiento ordinario. Además, la vigilancia del mismo cuesta un millón lo que deja cada vez menos dinero para su programación. El 70% del presupuesto es asumido por la Administración autonómica. Bancaja, como mecenas, es el colaborador externo que más aporta: un millón al año.

Secuelas en la oferta

El recorte aplicado este año ya ha dejado sus secuelas. Dos de sus espacios han estado casi toda la temporada infrautilizados. La sala Martin i Soler sólo se abrió en febrero para un espectáculo, mientras que el auditorio superior apenas ha dado cabida a cinco conciertos sinfónicos. Sólo hay que efectuar una pequeña lectura de las apenas cuatro temporadas que Les Arts lleva abierto para entender su evolución.

Si en 2006/2007 ofreció once títulos y 16 conciertos, la última sólo ha tuvo siete. Se han reducido sus producciones propias y también el número de funciones. Ya se anuló una ópera. Los ingresos por taquilla tampoco alivien las arcas ya que apenas alcanzan los siete millones. Los espacios cuestan de alquilar. El Festival del Mediterrani ha sufrido lo mismo en cuanto a reducción de oferta: de la Tetralogía del año pasado o los programas de ballet del primer ciclo a sólo dos títulos este año.

El tijeretazo que tendrá que aplicarse años próximos, de momento, es una incógnita, como su programación de la próxima temporada o su presupuesto. Al final, tanto para tan poco.