Corrían los años ochenta cuando Valencia comenzaba a despertar de un largo letargo cultural. En 1985, dos jóvenes hermanos, Pepe y Juan Pedro Font de Mora y su cuñado, Ignacio Paes, se lanzaron a la aventura de abrir una fotogalería-librería especializada en libros de imagen y comunicación llamada Railowsky. Por entonces, comenzaban a surgir en la ciudad las primeras galerías de este género en un momento en que la fotografía artística, todavía no gozaba ni del reconocimiento, ni de la difusión actuales.

Con la única garantía de la ilusión y las ganas de trabajar, los tres jóvenes abrieron en la calle Grabador Esteve su particular "sueño cultural", un nuevo espacio que abarcara toda la bibliografía especializada en arte, cine, ilustración y periodismo, combinado con una sala trasera convertida en galería fotográfica. "La independencia que da la juventud es lo que nos permitió salir adelante", reconoce Juan Pedro.

Lo que él denomina la "fórmula Railowsky", basada en la filosofía del trabajo diario y en "hacer las cosas poquito a poco pero con ilusión", fue lo que les permitió sacar el negocio adelante en sus primeros años de vida. "Ahora quien monta un negocio busca la rentabilidad enseguida, por eso quiebran la mayoría", advierte.

Su nombre e identificativa tipología también cuenta con historia propia. Inspirado erróneamente en el cartel de fondo que aparece en una conocida fotografía de Cartier-Bresson, tomada en la estación de tren de San Lázaro de París en el año 1932. El fotógrafo francés, confesó tiempo después, que en dicho póster falta una letra "B" que no aparece en la imagen. Así pues, lo que anunciaba realmente era a Brailwosky, un pianista ruso que actuaba por aquellos días en París.

Railowsky ha destacado por las exposiciones de tradición documental y de fotografías de autor, pero por sus paredes han pasado fotos de prensa, industriales, de moda o de enseñanza. Hasta 200 muestras, individuales y colectivas, se han celebrado en la sala trasera de esta pequeña librería cercana a la Plaza de Cánovas. Un trabajo en el que se ha rescatado a fotógrafos valencianos como Botella, Matutano o Sanchis Soler, que ha sido también lugar de formación de nuevos talentos fotográficos de la ciudad como Juan Peiró o Chema de Luelmo, permitiendo el acceso a libros y revistas que por entonces resultaban imposibles de encontrar, y descubridor de nuevos talentos como José Miguel de Miguel.

Esta peculiar librería-fotogalería ha destacado por su nivel de acción cultural, en cierta medida desproporcional a su tamaño y a sus recursos humanos. Por ello, en el año 2006 obtuvo el premio a la Difusión del libro y a la promoción de la cultura, otorgado por la Generalitat Valenciana y en 2007 y 2008 el Ministerio de Cultura reconoció como finalista y mención de honor, respectivamente, al premio Librero Cultural.

Railowsky cumplirá el próximo mes de octubre 25 años y, para celebrarlo, está preparando una temporada "de lujo" con 7 exposiciones de fotógrafos amigos que ya han trabajado en la galería. Otro proyecto que conmemorará su nacimiento será un libreto-recorrido por la historia de la librería, conectada con las noticias aparecidas en Levante-EMV, con textos del diario, fotografías importantes y curiosidades.

A pesar de que la tradicional librería también ha notado la crisis, Font de Mora se muestra optimista. "El sector cultural de los DVD o la industria musical están sufriendo más por la piratería", reconoce. El libro digital, augura que no tendrá la misma incidencia en esta industria: "Se trata de un mundo más tradicional". Pero reconoce que el proceso de implantación de esta nueva tecnología es "imparable" y que, lejos de provocar pérdidas, atrapará a un mayor número de lectores, en especial a aquellos que están habituados a leer en pantalla. "Nadie puede negar el futuro y aunque está lejos, nosotros intentaremos estar también", asegura.