El retablo del "Centenar de la Ploma" está considerado la "piedra Rosetta" de la pintura valenciana medieval, la obra puntera que aúna estilos en un momento de esplendor de la ciudad y que hoy preside una de las salas principales del Museo Victoria & Albert de Londres como joya del arte mediterráneo. Sin embargo, la pieza concita tantos elogios como interrogantes: desde la autoría a la fecha de realización. Para situarse: el hoy venerado retablo de Londres no fue identificado como el encargado por la milicia del Centenar de la Ploma de Valencia hasta 1923 (lo hizo Elías Tormo). Chandler R. Post lo atribuía en 1930 a Marçal de Sax y así ha quedado desde entonces.

Hasta ahora, cuando la investigadora Matilde Miquel defiende en un trabajo publicado en el último número de la revista Goya que el autor de las pinturas centrales del retablo (la de la batalla del Puig y la de Sant Jordi con el dragón, entre otras) sería otro artista itinerante de la época -como tantos-, Miquel Alcanyiç.

La clave está en la unidad artística que la profesora valenciana de la Universidad Complutense de Madrid encuentra entre el admiradomo retablo, el de la Santa Cruz (del Museo San Pío V de Valencia), atribuido históricamente a Alcanyiç, y el de la iglesia de Jérica (desmembrado y que se encuentra hoy entre Lyon y Nueva York).

"Las similitudes entre la escena de la batalla del Puig y los caballeros de la Crucifixión en el retablo de la Santa Cruz son abrumadoras", afirma la investigadora, quien subraya además la "técnica común" en el dibujo subyacente en ambas piezas.

La experta contrasta "la dulzura de los rostros" de Alcanyiç con "el expresionismo y casi caricaturización" de la caras de Marçal. El gusto por los ricos drapeados, los fondos arquitectónicos y las composiciones repletas de personajes pero compensadas son otros rasgos del citado autor valenciano.

La investigación concluye así que Alcanyiç es el autor de las tres grandes tablas centrales del "Centenar de la Ploma" y de las de la fila superior. Las de las dos hileras centrales tendrían una factura conjunta entre los dos artistas, mientras que las inferiores serían plenamente de Marçal de Sax.

Para la experta, en el gran retablo participaron posiblemente también, aunque con una responsabilidad menor, Johan Utuvert y un joven Gonçal Peris.

No es un fenómeno extraño. Las últimas publicaciones de Matilde Miquel ya pusieron de relieve que la subcontrata de obras fue una práctica habitual en el gótico internacional, al igual que la colaboración entre artistas para piezas de gran formato.

¿Quién es Miquel Alcanyiç? Como de la mayoría de aquellos artistas, se sabe hoy poco. Tal vez porque la movilidad fue uno de los rasgos del momento. Pintor itinerante, su identidad ha quedado enmascarada por sus maestros, Marçal de Sax y Starnina. Su primera referencia documental es de 1408 en Valencia y años más tarde aparece en Barcelona y Mallorca.

Uno de los fundamentos para la atribución a Alcanyiç de la mayor parte del retablo ha sido la consideración de que el que hizo para Jérica es el que hoy está desmembrado entre Lyon y Nueva York, algo que otros historiadores cuestionaron en el pasado.

El estudio, publicado en la prestigiosa publicación de la Fundación Lázaro Galdeano, revela asimismo que el retablo del "Centenar de la Ploma" no estaría en la capilla de la cofradía (donde hoy está el Teatro Principal), sino en la pequeña iglesia de San Jorge (estaba en la plaza de Rodrigo Botet).

Sobre la fecha de realización, la investigadora apunta la franja entre 1401 y 1405, ya que la iglesia citada se consagró en 1401 y un año antes se había unido la orden de San Jorge de Alfama con la de Santa María de Montesa, factores que pudieron propiciar el encargo de la milicia, que se apoyó asimismo en la orden de San Jorge.

Uno de los aspectos más relevantes en la obra ahora de Alcanyiç y Marçal es que narra un hecho histórico con todo detalle (la batalla del Puig de 1237, previa a la entrada en Valencia del monarca), algo extraño en un retablo medieval. Así, aunque todo el conjunto alude a Sant Jordi, el verdadero protagonista es Jaume I, afirma la experta, que subraya además que el retablo pretendía reflejar la fidelidad de la milicia de los cien de la pluma de garza con la Senyera, de ahí su imagen tan destacada en el centro.