Desde que Julio Verne escribió su Viaje al centro de la Tierra (1864), alcanzar el lugar más profundo bajo la superficie terrestre ha sido el reto que ha guiado a una tras otra generación de espeleólogos. Hoy en día esa lucha se libra a orillas del Mar Negro, en la actual Abjasia, una región del Cáucaso Occidental que se disputan Georgia y Rusia. Allí, en el macizo calcáreo de Arabika, se encuentra la Krubera-Voronya o cueva de los cuervos, que con sus 2.191 metros de profundidad es el lugar más hondo que ha logrado hollar el ser humano.

El equipo internacional de exploraciones subterráneas Cavex Team, un grupo con sede en Moscú pero formado por espeleólogos y biólogos rusos, ucranianos y españoles unidos por la pasión de la exploración de los abismos más profundos de la Tierra, lleva más de una década bajando a esta sima kárstica en busca de un final que, por ahora, ha establecido en los citados -2.191 metros.

En verano de 2010, el Cavex Team invitó al Museu Valencià de Història Natural (MVHN) a una gran expedición de dos meses a Krubera-Voronya con el fin de buscar fauna cavernícola a grandes profundidades. Esta colaboración ha hecho posible que el museo más pobre de Valencia, que en diciembre estuvo al borde del cierre por los recortes e impagos de las ayudas de la Generalitat, diputación y ayuntamiento, participe en el descubrimiento de una nueva especie de escarabajo cavernícola que vive a 1.800 metros bajo tierra en esta cueva situada a casi 4.000 kilómetros de Valencia.

Alberto Sendra, patrono científico del MVHN y uno de los mayores expertos en fauna subterránea de la Comunitat Valenciana, junto a la bioespeleóloga lusa Ana Sofia Reboleira, de la Universidade de Aveiro (Portugal), fueron los dos entomólogos que con la ayuda del Cavex Team dieron con este diminuto artrópodo -apenas mide entre 3,5 y 3,7 milímetros de longitud- que acaba de describir y publicar en una revista especializada el entomólogo italiano Pier Mauro Gianchino.

Sendra apunta que el hallazgo de esta nueva especie, a la que han bautizado con el nombre científico de Catops cavicis en honor del Cavex Team, es un hito mundial, pues "nunca se había observado ningún escarabajo por debajo de los 700 metros de profundidad".

No es ciego pese a la oscuridad

Este primitivo coleóptero, cuya población puebla la cueva Krubera-Voronya desde los -70 metros hasta los -1.800, continúa Sendra, "sorprende porque, a pesar de vivir a grandes profundidades donde la falta de luz es absoluta, no es ciego". El investigador atribuye esta falta de adaptación al medio a las especiales característica de la sima abjasia: "Esta cavidad contiene gran cantidad de materia orgánica arrastrada por el agua, pues gran parte de ella permanece inundada la mayor parte del año, lo que permite la vida de organismos que no están adaptados a la oscuridad".

Los catópidos, la familia de coleópteros a la que pertenece este diminuto escarabajo, se caracteriza por vivir en el mundo subterráneo, en zonas húmedas o que sufren inundaciones, pues como muchos otros insectos "pueden pasar debajo del agua algunas semanas, incluso meses, respirando la burbuja de aire que generan a su alrededor".

El Catops cavicis es omnívoro, se alimenta de restos de materia orgánica, de hecho cayó en las trampas que pusieron los espeleólogos para cazarlos. En ellas usaron como cebo queso y mejillones, atrayentes orgánicos muy olorosos.

El Museu Valencià d'Història Natural, como protagonista de este hallazgo, tiene previsto exponer al público, en un vitrina de su sala de los insectos, algunos ejemplares de éste Catops cavicis junto a material fotográfico del lugar del hallazgo, las profundas galerías muy cerca de los dos mil metros de profundidad.

Un mundo por descubrir a más de mil metros bajo tierra

La cueva Krubera-Voronya se halla a más de 2.200 metros de altitud. Desde su entrada se descienden peligrosos y angostos pozos en saltos de decenas o cientos de metros. El Cavex Team ha batido en esta sima todos los récords de profundidad hasta llegar a un sifón inundado a -2.191 m. que no puede superar al no caber los buzos. En 2010 formó un equipo de 30 espeleólogos que tendieron tres kilómetros de cuerdas y varios campamentos base. Sendra y Reboleira preparan un artículo sobre la profunda comunidad subterránea de artrópodos que han hallado en la cueva. "Hasta ahora no se conocía la existencia de insectos terrestres a más de 1.000 metros de profundidad. En este hábitat los animales están muy lejos de la influencia de la energía de la luz del Sol, por eso su estudio pueden darnos alguna pista sobre la vida en el subsuelo profundo e, incluso, luces sobre la exobiología o vida en otros planetas", apunta Sendra. El Cavex Team ha invitado al MVHN a volver a Krubera-Voronya en verano de 2013.