En «Sólo es el principio», los directores Pierre Barougier y Jean-Pierre Pozzi consiguen recoger cómo el tremendo caudal de energía intelectual contenida en unos pequeños es estimulada por una maestra vocacional y cómo va transformando pacientemente ese potencial en enseñanzas memorables. Una experiencia novedosa que seguramente ayudará a transformar antiguos conceptos. La educación precoz no siempre es comprendida y no por falta de ejemplos. Francisco Kovacs, licenciado en medicina con 19 años, es una prueba de las ventajas de la estimulación temprana. Pascaline, la maestra protagonista del documental, conduce a sus entusiasmados alumnos por caminos de reflexión que intimidarían a sesudos adultos. No hay barreras para la inteligencia temprana y la educadora lo demuestra.

Philibert aborda en su película «Ser o tener» la extinción de las escuelas rurales y Cantet recoge el desafío educacional en un barrio multicultural en «La clase», que obtuvo el Oro en Cannes. «Sólo es el principio» completa una trilogía de indispensable visionado sobre la aventura de la formación de las nuevas generaciones. Profunda y entretenida, la película es una propuesta decidida por la innovación en los programas educativos. Si los jóvenes son el futuro, nadie debería eludir el esfuerzo.

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