Myriam de la Sierra ya ha perdonado a Rafi Escobedo, su exmarido y asesino de sus padres, los marqueses de Urquijo. Treinta y dos años después de un suceso que conmocionó España, Myriam ha superado la tragedia, aunque aún recuerda lo duro que fue pasar de víctima a ser señalada con el dedo como acusada. "Recuerdo un dolor enorme. Estuve tres días sin parar de temblar y de pensar por qué me había ocurrido a mí", rememora Myriam en una entrevista para hablar del libro que acaba de publicar y que bajo el título ¿Por qué me pasó a mi? (Espasa) hace un recorrido por su vida con un objetivo último: trasmitir al lector que se pueden superar situaciones críticas desde la resistencia.

Y aunque es ese mensaje el que quiere ofrecer porque, como dice, siempre hay formas de salir adelante, es inevitable preguntarle por aquel 1 de agosto de 1980, cuando en su casa de Somosaguas (Madrid) aparecieron los cadáveres de sus padres. La hija de los marqueses de Urquijo vivió ese día como una "pesadilla, como si no fuera real", como algo que no le había pasado a ella, confiesa Myriam, quien recuerda que fue su hermano quien le contó que habían detenido a Rafi Escobedo como supuesto autor del doble asesinato. Acogió la noticia con un enorme dolor y, aunque de facto ya estaba separada de Rafi, llegó a plantearse por qué se casó con él. Ahora está convencida de que se equivocó en ese matrimonio -el primero de tres-, pero lo justifica en los lógicos "errores" que se comenten "cuando eres jovencito", sobre todo las mujeres, que "pensamos que se puede cambiar a alguien".

Define a Rafi como una persona "inmadura" y no muy equilibrada, aunque le sorprendió por "increíble" que acusara a su hermano y a ella como cómplices del asesinato. Fue muy duro-insiste- "pasar de ser víctimas a que empezaran a señalarnos con el dedo".

Pero más tarde entendió la razón y, así, Myriam cree que algunos medios de comunicación ofrecieron dinero a su exmarido para "hablar de nosotros. Creo que estaba desesperado, quería escapar de la cárcel y era una forma de conseguir dinero", concluye.

Reconoce que en la investigación del caso algunos puntos "no han quedado claros" y, al igual que quedó reflejado en la sentencia, Myriam está convencida de que el crimen lo perpetró Rafi "en compañía de otros. Dice con un cierto gesto de pena que no recuerda a mucha gente que la ayudara en ese trágico momento y afirma que el hecho de que pertenecieran a la aristocracia influyó mucho en la expectación mediática del crimen y del juicio. "Fue algo que daba pie a una novela. Había todos los ingredientes y se utilizó para eso".

No obstante, admite que el circo mediático en el que se convirtió el juicio hubiera sido aún peor en la actualidad. Cuando se enteró del suicidio de Rafi en la cárcel, inmediatamente pensó en la madre de éste. "Solo en ella", recalca antes de aseverar que ya ha perdonado a su exmarido porque, además, "odiar te hace más daño a ti que a la otra persona".

En la vida, resalta, ocurren las cosas por alguna razón y alguien que hace una cosa así "es que no está bien".