Hace veinte años el Ayuntamiento de Valencia, al que accedía por primera vez el PP en coalición con Unión Valenciana, decidía censurar uno de los monumentos, encargados por el anterior gobierno socialista y en homenaje al Tirant. Debía haberse instalado en la Plaza de la Reina. No hubo justificación. Ni tampoco su autor, Enric Mestre, quiso hacer demasiado ruído pese a la cacicada política. En su lugar, el gobierno municipal encargó el monumento a Vinatea que ahora está instalado en la Plaza del Ayuntamiento.

Veinte años después de aquel suceso, el ayuntamiento, no se sabe si en compensación o porque realmente ha tardado dos décadas en reconocer la trayectoria del académico y ceramista valenciano, ha decidido dedicarle una exposición retrospetiva a Mestre en l' Almodí que ayer inauguraba la edil de Cultura, María Irene Beneyto. Esta muestra toma el relevo a la que en 2008 le dedicaba el Consorcio de Museos en el Centre del Carme.

Entre la intuición, la geometria i el misteri es el título de esta exposición que, según la propia Beneyto "constituye una magnífica oportunidad para poder admirar la obra de un artista diferente, de rendir homenaje a un gran escultor y ceramista valenciano que siempre ha destacado por una capacidad creadora muy personal". Paradojas de la vida y de la propia política.

Las obras expuestas han sido seleccionadas atendiendo al contexto espacial del antiguo almacén de grano, y no constituyen una muestra retrospectiva, aunque sí se encuentran reflejadas en ellas las diversas etapas que ha experimentado Enric Mestre a lo largo de su trayectoria artística.

En la exposición figuran paneles cerámicos en gres chamotado y barniz, que unen su faceta de pintor con la escultura cerámica.

Mestre es uno de los más reconocidos ceramistas españoles. Ademas de dedicar 32 años de su vida a la docencia es miembro de la Academia Internacional de la Cerámica.