Contaba un experto que a los catedráticos del conservatorio Lang Lang les pone en solfa porque su perfeccionismo lo eclipsa todo. También recordaban que la intelectualidad de Barenboim se asemeja a la sensibilidad del pianista chino.

Y es que Lang Lang volvió a demostrar ayer en Valencia porqué está considerado uno de los grandes solistas del mundo.

Es sencillo, humano, discreto, humilde y natural. Lang salió a escena vestido con un traje negro y la camisa al estilo chino, sin cuello. Saludó, se sentó al piano y ofreció casi dos horas de emoción a golpe de Mozart y Chopin, tan perfectas como dicta la partitura.

Con el público en silencio, entregado, vibrante y agradecido, el pianista chino dio tres bises y puso en pie. Sorprendió y ofreció un Mozart tocado con los dedos en vertical y un Chopin con los dedos en horizontal. Siempre plagados de matices, equilibrio y de sencillez. Sin buscar los lucimientos personales, iba ofreciendo pequeños detalles que descubría con sus manos. Iba indicando con una de sus manos, como si de un director de orquesta se tratase, lo iba a hacer con la otra. La técnica fue simplemente perfecta.

Sus movimientos eran rápidos, a pesar de tocar con los ojos cerrados. Se siente que toca con el corazón y que, pese a su cultura zen, se emociona. Emocionó también con su interpretación de Chopin. Lang Lang tiene la virtud de hacer sencillo lo difícil. Hasta hubo gente sentada en el escenario, ante la expectación por su concierto. Como regalo, recibió un ramo de flores de manos de una niña.

El artista interpretó una primera mitad dedicada a las sonatas 4, 5 y 8 de Wolfgang Amadeus Mozart, y una segunda parte con las románticas Baladas 1, 2, 3 y 4 de Ferederick Chopin.

Lang Lang inició su gira española el pasado martes en Bilbao de la mano de Telefónica, de quien es embajador cultural. El sábado por la mañana llegó de Madrid a Valencia, donde aprovechó su gastronomía y climatología. El domingo lo dedicó al descanso y a ensañar desde el medio día hasta poco antes del concierto.

Esta es la cuarta vez que el pianista chino actúa en Valencia. La primera apenas reunió a 200 personas. Ayer, el lleno en el Palau de la Música „donde debutó hace 10 años„ fue absoluto.