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Torero

"Soy la prueba de que los milagros existen"

"El Soro" repasa la experiencia de su reaparición en Xàtiva y anuncia que va a seguir toreando con la mente puesta en la Feria de Fallas

"Soy la prueba de que los milagros existen"

El torero Vicente Ruiz «El Soro», que reapareció vestido de luces el pasado domingo en Xàtiva, tras veinte años fuera de los ruedos, casi cuarenta operaciones y con una pierna biónica, asegura que «los milagros existen» y que él es «la prueba que lo demuestra».

El Soro, de 52 años, considera que con su reaparición demostró que «el hombre es capaz de conseguir cualquier cosa cuando se lo propone» porque él ha pasado «de estar en una silla de ruedas a salir a hombros de una plaza después de matar dos toros. Al despertarme a la mañana siguiente de la corrida pensé ya con calma que me ha merecido la pena todo este sacrificio. Con todo a la contra, con el ánimo por los suelos y con el cuerpo mutilado, he sido capaz de remontarlo todo a base de fe», manifiesta el diestro.

Y con descarnada sinceridad añade: «Pero es que no solo he podido volver a torear. Lo más grande es que además he conseguido rehacer mi vida personal, en este caso con Eva, mi pareja actual, que ha sabido encauzarme y llevarme hasta aquí. Antes de que ella apareciera, mi vida era un desastre y yo era un montón de escombros en lo físico y en lo mental. Estaba destruido».

En cuanto a las sensaciones que tuvo en la plaza vestido nuevamente de luces, «El Soro» valora sobre todo que su conexión con el público no se haya cortado, sino que siga habiendo un «cordón umbilical» que le liga a la gente.

Desde que salí al paseíllo hasta que terminó la corrida, allí vibramos todos. Durante toda la tarde hubo momentos muy emocionantes y todo lo que pasó en el ruedo fue muy "sorista", es decir, que tuvo ese color y ese concepto del toreo mediterráneo y explosivo que siempre me caracterizó».

Según el torero, «mentalmente estuve muy centrado, porque trabajé con sicólogos para controlar las emociones, para no bloquearme».

«El Soro» salió a hombros de la plaza tras cortar dos orejas, que pudieron haber sido alguna más de no fallar con la espada en el primero de su lote.

Y anuncia: «voy a seguir toreando, y para eso me he hecho tres vestidos nuevos y dos capotes de paseo. Quiero escribir nuevas páginas en mi carrera por pura vocación. Y siempre, claro, con la mente puesta en volver a la plaza de Valencia en Fallas».

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