«Estoy feliz, pero sé que tengo un gran reto y una responsabilidad ya que he de conseguir mantener el nivel de calidad que ha ganado este teatro en poco espacio de tiempo», confesaba ayer Davide Livermore sobre su nuevo cometido.
Al nuevo gestor de Les Arts le pilló el anunció de su futuro nombramiento ensayando en el propio teatro el concierto-espectáculo Qué son las nubes en homenaje a Mozart que se estrenará el 27 de enero en la sala Martín i Soler.
Para el músico, Helga Schmidt ha conseguido «en sólo diez años situar a Les Arts a la altura de teatros con doscientos de historia» y ahora su responsabilidad es «mantener la misma calidad. Tenemos un coro, una orquesta y unos técnicos magníficos. En esta casa se ha demostrado que la gente sabe hacer teatro».
Cantante durante diez años, director de escena desde 1999, escenógrafo, director artístico del teatro musical experimental Baretti de Turín y desde 2013 director artístico de Centro de Perfeccionamiento (CP), el turinés ha mantenido un actitud discreta desde su llegada a Valencia. Lo hizo en 2012 para dirigir una Boheme; se quedó.
Partidario de ser respetuoso con la tradición y defensor de las voces frente a los montajes de riesgo, considera que su gran suerte es poder trabajar como director pero tratar a los cantantes de cantante a cantante, algo que simplifica el trabajo previo de preparación al haber podido desarrollar profesionalmente antes ambos roles.
Su trabajo en el CP desde 2012 ha sido reconocido y bien valorado. De él han salido ya un buen número de voces que han podido participar en diversos espectáculos.
Ahora admite que sabe que las dificultades económicas obligan a mirar hacia otro lado, pero también que se ha demostrado que con bajos presupuestos se pueden hacer espectáculos de calidad, poniendo como ejemplo La forza del destino, que él dirigió y elegida mejor nueva producción de la pasada temporada en los premios Campoamor.
