La última edición de los premios del sindicato Actors i Actrius Professionals Valencians (AAPV) traía consigo, como de costumbre, una reveladora sorpresa, el Premi Crisàlide. Un galardón que este año ha recaído en la joven actriz Lara Salvador por su trabajo en Nosotros no nos mataremos con pistolas, obra escrita y dirigida por Víctor Sánchez Rodríguez, otra joven realidad del teatro valenciano.

¿Quién es Lara Salvador y por qué es actriz, hay algún antecedente artístico familiar por ahí?

Soy una mujer de Vinalesa, tengo 28 años, y sí, sí tengo antecedentes artísticos familiares. Mi padre es músico, Chapi (Amores Grup de Percussi), y mi madre se ha dedicado toda la vida al vestuario de teatro y televisión. Una tía mía también fue actriz durante un tiempo y uno de mis abuelos hacía teatro amateur.

Vamos, que lo suyo ha sido tan natural como una ola llegando a la playa...

Las ganas sí, pero luego... De pequeña hice teatro en la Escuela Municipal de Meliana, y luego, dos años en Valencia, en la ESAD (Escuela Superior de Arte Dramático). Más tarde me fui a estudiar la carrera a Barcelona, al Institut del Teatre.

Barcelona... Una trayectoria parecida a la de Víctor Sánchez, el autor de la obra por la que ha conseguido el Premi Crisàlide...

Absolutamente. Él, de hecho, iba un curso por delante del mío, nos conocimos allí. Yo me quedé en Barcelona un poco más que él, pero un buen día volvimos. Yo no sé muy bien por qué, fue algo intuititivo, quizá porque en mi tierra no me conocía nadie y sentía esa necesidad de asentar algo aquí. Aunque la gente me decía que era una locura...

¿Cuánto tiempo hace de eso?

Volví hace un año. Y me reencontré con Víctor y con el resto de los actores de la obra, que son mis amigos; de hecho, fui yo quien les presentó. Cuando me dijeron que iban a hacerla, me alegré mucho y no dije nada, pero pensé cuánto me gustaría hacerla (ya la había visto en Barcelona, en su primera versión, y me había encantado). Pues bueno, igual soy bruja, porque al día siguiente Víctor me llamó para decirme que la actriz que iba a hacer ese papel no podía y que podía entrar yo.

Un papel con el que era muy fácil pasarse, pero que usted ha contenido fantásticamente bien...

A mí lo que me fascinó de esta obra es precisamente eso, que permitía ese tipo de interpretación. Es un texto con mucha naturalidad, emocionante y divertido a la vez. Me gusta mucho trabajar en este código, y ahí Víctor también es un fenómeno, escribiendo y dirigiendo.

¿Qué le da el escenario?

Este año me lo he planteado varias veces, y en realidad, no sé cuál es el beneficio. Creo que soy actriz porque es lo único que puedo hacer, el modo como me expreso y comunico. ¡Qué me da! Supongo que disfruto y ya está. No hay, por decirlo así, una terapia personal, aunque sí creo que a medida que voy madurando y sanando mis cosas, crezco también como actriz.

Técnica, emoción, intuición...

Soy intuitiva. Claro que pienso y estudio el personaje. Leo muchas veces antes de estudiar, para ir encontrando intenciones, subtextos... Luego, cuando me aprendo el texto, ya tengo una idea de lo que puede ser. Aunque a los ensayos voy completamente abierta a lo que pida el director, a lo que te dé tu compañero... Soy muy flexible, pero no, yo no puedo estudiar el texto de una manera totalmente neutra, como dicen que hacen otros.

Da la impresión de que se autoanaliza bastante...

Sí. Pero no creo en los absolutos. Las opiniones son sólo eso, opiniones. Sobre las cosas, sobre los demás, sobre uno mismo. Soy muy relativista.

Pues eso a veces está mal visto: mucha gente vive en blanco y negro, busca certezas absolutas...

Sí, es verdad. Pero yo creo que todo se puede revisar siempre. Para ser actriz, por ejemplo, tienes que poder abandonar todo lo que sabías antes, y descubrir y probar cosas nuevas. Igual que en la vida.

¿También en la vida? ¿Y en las relaciones personales, incluso en las amorosas?

Sí, sí, evidentemente, también. No hay que aferrarse a grandes cosas. Yo tomo lo que me sirve y el resto me permito revisarlo, en la vida y en la interpretación. Por ejemplo, es cierto he aprendido muchas cosas de grandes maestros, y que no tiro nada de eso a la basura, al contrario; pero me permito a mí misma mirarlo todo de nuevo, revisarlo, para saber qué me puede aportar en el presente. Es muy importante hacer esto. Mirar cada obra, cada personaje, cada persona, cada relación..., todo desde el momento presente, sin dejarse condicionar por lo que ya conoces del pasado.

¿Querría seguir autodefiniéndose un poco más?

Creo que soy una mujer entusiasta, alegre. Y creo que siempre estoy dispuesta a aprender, en el teatro y en la vida. Quiero aprender a hacer teatro y aprender a vivir.

¿No opina que sea lo mismo?

Sí, es verdad, son dos maneras distintas de decir lo mismo, la vida en más grande y el teatro en concreto.

¿Cuál es su ambición, con qué se sentiría realmente satisfecha?

Yo lo que quiero es ser feliz.

Ahí es nada...

Sí, ahí es nada... , pero así es. Quiero ser cada vez más yo misma, aprender a vivir en paz. Y en lo profesional, que lo que haga me ayude precisamente a eso, alcanzar ese objetivo personal de estar en paz conmigo misma.

De lo que se deduce que es usted una mujer espiritual.

Sí, pero no religiosa. Además, yo creo que en las relaciones personales es donde más se puede aprender. Te puedes conocer a ti mismo relacionándote con los demás. ¡Y mira que es muy difícil conocerse a sí mismo! Yo me sorprendo mucho a mí misma, pero también intento no defraudarme cuando algo va mal, si me equivoco... No hay que tomar las cosas de una manera dramática, hay que levantarse y empezar otra vez.

¿Diría que su corta vida ha sido fácil hasta ahora?

No diría que ha sido difícil...

¿Y qué es lo más importante?

El amor. Pero no el amor romántico, o de pareja, sino el amor en general. Es hacer las cosas con amor; el amor entre las personas, entre los compañeros, y también entre las parejas, obviamente. Pero no hay que sufrir excesivamente por relaciones complicadas o que no funcionen.

O sea: espiritual, sí, pero con los pies en el suelo, sin esperar grandes cosas...

No, no espero grandes cosas de nada, ¡pero bienvenidas todas las que vengan! Sabiendo siempre que nada es tan imprescindible.

¿Cómo ve este mundo que le ha tocado vivir?

Creo que vivimos un momento de cambio total. Se están cayendo montones de estructuras y rompiendo patrones que no funcionaban. Por eso hay crisis a todos los niveles. Es doloroso y es normal sentirse perdido en el caos a corto plazo, pero yo creo que al final nacerá algo mejor y profundo.

Y, por fin, nuevos proyectos...

Ahora estoy ensayando un musical infantil, Los tres mosqueteros, que haremos en el Palau de la Música, y hay otro nuevo proyecto con Víctor en perspectiva.

¿Hay algún papel que le gustaría hacer?

No sé por qué, pero últimamente pienso en Hedda Gabler.

¿Diga algo para despedirs, si le apetece, claro?

Que estoy muy contenta por estar aquí,disfrutando de cómo van las cosas. Gracias.