El último viaje que realizamos conjuntamente fue al Teatro Real de Madrid al estreno de la ópera El público del compositor Mauricio Sotelo. El tema de la muerte estaba allí. Nunca lo dejo de lado. Se enfrentó a su destino de frente. Ha sido una mujer valiente, en la vida y en su manera de entender el mundo. Su entusiasmo nunca se demoró, siempre atenta a todo lo nuevo sin rechazar lo que ella llamaba «un pasado lleno de futuro», pero sobre todo estaba interesada por todo aquello que significaba cultura y humanismo. Su vida ha estado dedicada a lo que amaba, en lo que creía: las personas y la música. Una música que aceptó como medio de comunicación y desde donde generó (¡que difícil es hablar en pasado!) múltiples iniciativas, siempre arriesgadas, difíciles pero nobles y repletas de entusiasmo. Sin este entusiasmo no existirían muchas de las instituciones que son ejemplo duradero de lo que es entrega al trabajo y a la música, de su Coro, de la ópera, del Grup Instrumental, de la Capella de Ministrers, del festival Ensems, del de Peñíscola, de la Jove Orquestra... Lo normal sería decir, y ella lo decía, que nadie es imprescindible, pero en este caso sí, ella ha sido, lo fue y lo será. Su obra está ahí. Al fin y al cabo para «hacer», no hace falta ser compositor, ni escritor, ni pintor, para crear, hace falta mucho de lo que ella tenía: entusiasmo, valentía, honestidad y una fe ciega en las personas y en la cultura como medio de transformación del mundo.

La mejor manera de mantener su legado es hacer crecer aquello en lo que ella creyó. Muchos son los recuerdos, las despedidas pero creo, y estoy seguro de que hablo en nombre de muchos músicos, que nuestro agradecimiento debe ser total a una persona que lo dio todo por la música sin recibir nada a cambio. La música notará su ausencia. Y nosotros una persona que escuchaba y que creía en nosotros, en los músicos de jazz, clásica, música antigua, contemporánea o de cualquier ámbito. Con su apoyo e impulso nos hizo crecer como artistas y personas. Son cientos los recuerdos que se arremolinan en estos momentos, podría extraer cientos pero me quedo con su mirada sonriente y de satisfacción al ver bajar de unas cuerdas, suspendidos sobre el telón frontal del Teatro Principal, a sus componentes del Coro cantando aquello de: «Brama, brama, la tramontana»?