«Lazarillo de Tormes», «American Psycho», «W»... ¿Por qué este rodeo literario para acabar en la economía?
Pensar de manera exótica en la sociedad en la que vivimos te permite imaginar alternativas. A veces pensamos que lo que tenemos siempre ha estado ahí, ¡como si el FMI o Ikea hubieran existido siempre!
Niega que el capitalismo sea una extensión natural del ser humano.
Es verdad que mercado siempre ha existido, pero «en alguna medida», espacios sociales acotados. Piensa, por ejemplo, que todas las sociedades excluimos algunos ámbitos de la mercantilización pura: no venderíamos a nuestros hijos ni a nuestra pareja. Aunque aún necesitamos recortar muchos espacios adonde llega el mercado.
¿Manejamos las relaciones personales como si estuviéramos en el centro comercial?
No literalmente. A veces abusamos de las metáforas... Es verdad que en sociedades altamente mercantilizadas se deterioran mucho las relaciones personales: es difícil cuidar de un padre enfermo si te mandan de aquí allí a trabajar o dedicar tiempo a los hijos. No es que la vida privada esté mercantilizada, eso ya les gustaría a algunos economistas, pero esta ortopedia social impide que se desarrolle la naturaleza altruista que también tenemos.
¿Y el sistema, se desprende de su libro, va dejando un rastro en la literatura.
No es que la literatura refleje exactamente la sociedad, pero sí sirve para saber cómo la percibimos. Dostoievski, por ejemplo, tiene mucho que decirnos sobre cómo vivimos, aunque no hable específicamente de estos asuntos. A veces el vínculo es la ausencia: en la literatura reciente me he dado cuenta de que han desaparecido las clases populares. Solo hay abogados, escritores, traductores... En la literatura del siglo XIX Proust y Flaubert sí hablaban de los criados, por ejemplo.
Le pido un titular literario: ¿el neoliberalismo ha ganado?
Sí y no. Las victorias no son absolutas. Siempre estarán en disputa los intereses de la mayoría frente a las élites minoritarias. El capitalismo ha conseguido imponerse con la globalización y su victoria ha sido convencer a millones de personas de que votaran en contra de sus intereses materiales. Pero ahora estamos viviendo un momento en el que se cuestiona esa victoria.
Mayo del 68, 15M... ¿Son pequeñas victorias de las alternativas o directamente derrotas?
A veces somos miopes y cortoplacistas. Si se ven como el inicio de algo nuevo son una derrota, pero es que los resultados se observan en procesos lentos. Hoy hablamos de política en términos que no hablábamos hace siete años. No tenemos derecho a ser pesimistas.
